VALÈNCIA. En el universo queer hay dos palabras que resuenan con todas las siglas y que tienden a ir de la mano. Estas son “visibilidad” y “orgullo”, dos conceptos que hacen que los integrantes de la comunidad LGBTIAQ+ muestren su realidad al mundo generando así un espacio en el que cualquiera pueda sentirse reflejado. Estas palabras son las que llevan también a crear, de alguna manera, un arte que esté enlazado con la comunidad y con el relato propio, y que contribuye a construir les llamades “referentes” en los que se ampara el resto de la comunidad. 

Posando la mirada sobre València, el artista e investigador Joaquín Artime reúne los nombres que han compuesto la historia queer de la ciudad a través de su proyecto de Archivo Queer de Artistas Visuales València, 1975-2024 (AQAVV). En el que partiendo del año 1975, y a través de más de cuarenta nombres y más de doscientos cincuenta proyectos artísticos, resguarda el archivo de artistas que han hecho de València un lugar más diverso, orgulloso y visible. Este sábado 10 de mayo Artime recala en la Rambleta con este proyecto en el que analiza la historia del arte queer en València en los últimos cincuenta años.

Para ello inaugura la muestra Archivo Queer de artistas visuales. València, 1975-2024 en la que selecciona, como muestrario, obras que han explorado la “disidencia sexogenérica” de diez artistas de la ciudad, como son Pepe Miralles, Liz Dust, La Errería (House of Bent), Guiu Gimeno Bardis, Carmelo Gabaldón, O.R.G.I.A, Bella Báguena, Álvaro Romero, Jesús Martínez Oliva y María Tinaut. “ Mi prioridad es construir un archivo de artistas LGBTIAQ+. La ciudad en la que resido es el marco perfecto para desarrollarlo, y así buscar referentes próximos a mí”, explica Artime, quien en este proyecto pone en valor “todas sus obras, vidas y relatos” y los celebra a través del arte.

Lo hace dentro del marco del festival Benson Señora Fest, que precisamente celebra una ciudad “diversa” es el contexto ideal para desplegar la historia de les artistes que se convierten en referentes en València a lo largo del último siglo, y lo siguen haciendo desde el presente porque el archivo está “más vivo que nunca”: “Para mí es fundamental entender que estoy creando genealogía en la sociedad valenciana, en un ejercicio tan complejo como estimulante. Para hacerlo, he aplicado metodologías queer, con recursos porosos, flexibles e inclusivos que aspiran a mediar entre la producción artística y el público”, destaca el artista. 

Una de las claves para trabajar en este proyecto es  trabajar con el fondo de l’Armari de la Memòria del que se sirve para recopilar parte de la historia de les protagonistes de su archivo, hasta dónde es capaz de retroceder: “Es difícil delimitar la investigación, saber por dónde empezar o por dónde terminar. En las décadas de los 70 y los 80 resulta muy complicado encontrar información y producción artística sobre disidencia sexogenérica”, explica Artime, quien confiesa que estuvo buceando en el archivo de l’Armari durante casi medio año. Durante este tiempo busca imágenes artísticas de esta época es un ejercicio arduo, pues “las luchas estaban en otros aspectos vitales y no tanto en la creación visual”.

“No es lo mismo la representatividad que tuvieron los hombres cis gays frente a la de las mujeres cis lesbianas, por ejemplo”, explica el Artime. Bajo este prisma, y en los últimos cincuenta años de historia queer valenciana, Artime contempla también el “paradigma contemporáneo de lo queer” y cómo evoluciona desde los años 90 y los 2000 en los que la cuestión estaba más en “poner en la cara de la sociedad aquello que no quería ver y que le incomodaba”.

Algo que ha ido mutando con el tiempo: “Siento que ahora las estrategias son más heterogéneas, con el espíritu híbrido de lo queer, las cuestiones identitarias se alían con lo trans y lo no binario, acercándose a unos relatos con una perspectiva mucho más flexible, dinámica y fluida”. Estas nuevas miradas también tienen cabida el 10 de mayo, a través del taller AQAVV. Autoedición desde el margen, en el Artime se propone que cada persona pueda crear su propia versión de “archivo queer”, sin límites ni reglas. 

Una acción que pone el foco en la importancia de crear archivo y hacerlo visible, dando espacio a la multiplicidad de miradas que caben dentro del amplio abanico de la comunidad LGBTIAQ+: “El taller se orienta como una nueva lectura de la exposición. Les asistentes podrán intervenir las páginas del fanzine, volcando sus experiencias y subjetividades, favoreciendo un lugar de encuentro donde todo es posible”, desde tachar hasta subrayar, apuntando, conectando, proyectando diálogo. 

“Lo interesante del taller es la oportunidad de tocar, modificar y trabajar sobre un documento que, mientras se transforma, se vuelve único, constituyendo una memoria propia a preservar”, apunta el artista, quien considera que con este archivo propio se puede dar voz y forma a todas las historias que caben dentro de la comunidad queer valenciana. Una comunidad que es visible, diversa y se muestra orgullosa gracias proyectos como este que celebran el archivo e historia de una ciudad que no para de mutar e ir hacia delante. 

Prueba de ello es este festival que celebra la diversidad de la comunidad LGBTIAQ+, y que más allá de mostrar su archivo demuestra la importancia de generar una comunidad y archivo propio que hable “de quienes somos”. Tal vez para inspirar a quienes puedan acceder a esta producción, e inspirarse a través del orgullo de les artistes que han escrito la historia queer de València desde el 1975 hasta el presente y más allá.