VALÈNCIA. Este domingo ha ingresado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando la artista valenciana Soledad Sevilla. La artista, que fue elegida académica de número por la Sección de Pintura en junio del año pasado, ha expuesto en su discurso Pintar es experimentar la belleza una reflexión sobre su trayectoria profesional y su compromiso con la belleza del arte y su manera de sentirlo como una experiencia completa. En esta presentación ha sido acompañada por Tomás Marco, el director de la academia y la contestación por parte de la Corporación ha sido pronunciada por el arquitecto Rafael Moneo.
Su candidatura ha sido presentada también por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg y la escultora Blanca Muñoz. En su discurso quiso agradecer el apoyo recibido por la Academia y a quienes han apoyado su carrera como creadora: “Debo una profunda gratitud a mi madre porque tuvo la sensibilidad de encauzar mi pasión por el dibujo porque fue ella quien me acercó a Emilio Portolés que me enseñó pintura en València”. A lo que ha añadido que tuvo la fortuna inmensa de que esa adolescente cayera en aquel lugar: “Los Portolés me transmitieron unos conceptos que siempre han estado presentes en mi arte”, ha destacado la artista, quien también ha agradecido a Madrid darle tantos amigos y os de profesión donde conoció a Sempere, Ana Buenaventura e Yturralde entre otros.
La artista valenciana -Premio Nacional de Artes Plásticas y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes- también señaló que este ingreso le llega en un momento clave de su trayectoria en su vida en el que “pinta todos los días porque si no pinta en pintura, que es lo mismo”. Refiriéndose a su obra ha explicado que su arte se basa en una “geometría blanda” en la que “los sentidos y la sensibilidad de la imagen” siempre ha captado su atención dibujando los espacios de “lo contingente” donde encuentra su emocionalidad en la abstracción geométrica. Sevilla ha celebrado también que la geometría le ha acercado a la naturaleza y a interesarse por los espacios que ahora retrata en sus cuadros con los que se ha abierto camino entre las “vanguardias históricas”.
“Con mayor fidelidad conseguía trabajar más rápido que un ordenador, que es un pincel muy lento”, ha señalado la artista quien agradeció también su ingreso en la Academia como un espacio en el que puede aportar su experiencia no solo como pintora sino como ciudadana para que “comprender sin fisuras los valores del arte y la cultura como herramienta de cambio social”, ha destacado la artista quien ha destacado que siempre ha huido de lo “figurativo y lo textual” y que su arte nace de una combinación de “líneas y secuencias que se encuentran en otros espacios”: “Todo sigue conectado porque mi sensación es que vuelvo una y otra vez a lo mismo”.

- Soledad Sevilla durante su discurso -
- ACADEMIA DE SAN CARLOS
Soledad Sevilla ante el espejo
Echando la vista atrás la artista valenciana ha destacado también en su discurso que para hacer su discurso ha puesto atención en lo que le ha supuesto prepara la muestra retrospectiva Ritmos. Tramas. Variables que se pudo ver en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía hasta el pasado mes de marzo y que viajó al IVAM en abril de este año, donde se puede ver hasta el próximo 12 de octubre. “Esta muestra me ha servido para echar la vista atrás porque siempre se nos ofrecen vías nuevas que transitar. La exposición empieza y termina con tramas y líneas sobre fondo blanco, es un camino que conecta con el inicio y el final de mi obra. Tal y como decía Josef Albers hay que comprender el arte como una experiencia, no como un objeto”.
La artista también ha destacado en su discurso que en Madrid ha desarrollado una gran parte de su vida privada y que es una ciudad que la ha visto crecer como artista aunque ella misma no se comprendiera como tal: “Adscribo a mi sexo que durante años no me he sentido artista, tengo la sensación de que se me consideraba una mujer casada, ama de casa con dos hijos que además pintaba. Siento que aunque mis colegas expusieran habitualmente a mí me costaba mucho más”. La valenciana ha destacado que la vocación de la pintura nunca le ha abandonado y le ha hecho poder formar parte del panorama de arte español actual aunque se considera una “artista en perpetua formación”.
Se ha referido a su obra como un “todo en la creación mental” mientras la geometría le lleva por caminos experimentales únicos que le han llevado a cuadros como su interpretación de Las Meninas donde tradujo el espacio y la luz de “otra manera” y en el que pudo jugar con una atmósfera nueva mientras aprendía a pintar el espacio y el tiempo que se expresaban en pinturas de gran formato que le llevaron a pintar las luces y sombras de la Alhambra tras este proyecto. “Mis sensaciones en ambos trabajos me hicieron ver que me obsesionaba con dibujar una entrada más que una puerta, un pensamiento que me ha acompañado toda mi vida y mi producción generando obras sin fin que envuelven al espectador, porque me interesa dibujar lo fugaz y lo inmaterial.”
Para cerrar su discurso ha querido celebrar la creación como “hilo conductor de su vida” llevándole siempre a explorar nuevas vías y a una etapa vital en la que está fascinada con el camino del arte más que con la meta. “Las fuentes de inspiración se me presentan repentinamente. Cualquier objeto cultural nos hace sentir especialmente vivos si nos llega, para que se cree un puente entre el artista. La pintura es un estado emocional al que hay que acceder desde la belleza, de las cosas que veo me seduce su esencia. La belleza es el vehículo de la emoción, es lo que me hace sentirme viva y lo lleva haciendo más de sesenta años de trayectoria. La pintura es mi compañera de viaje”.

- Una de las piezas de Las Meninas comparada con el cuadro de Diego Velázquez -
Sobre la candidatura de la artista
Soledad Sevilla (València, 1944) inició su carrera artística en la década de 1960. Participó en el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, que marcó su trayectoria dentro de la corriente de arte normativo. La institución destacó de su obra la combinación geométrica y racional impregnada de sentimiento y sensaciones, a partir del recurso de la generación de atmósferas.
El trabajo con series, como Las meninas, le ha aportado un amplio campo para la investigación, la evolución lógica y emocional de su lenguaje artístico, según la Academia de Bellas Artes. Su obra ha sido expuesta en multitud de galerías y mostrada en numerosas exposiciones temporales. Está presente en colecciones permanentes de prestigiosos museos y centros de arte, nacionales e internacionales.
Entre los reconocimientos a su labor artística destaca el Premio Nacional de Arte Plásticas (1997), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2007), la Medalla José María Rodríguez-Acosta de la Academia de Bellas Artes de Granada o el Premio Barón de Forna, otorgado en 2008 por la propia Academia de San Fernando. Además, ha sido galardonada con el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2020), que destaca su aportación a la cultura iberoamericana y en 2022, fue nombrada miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos en Valencia.