CASTELLÓ. Robert Ferrer i Martorell (Picassent, 1978), artista invitado de la feria de arte contemporáneo que se celebra este fin de semana en Castelló, está ya ultimando la instalación del trabajo que nos enseñará en el stand de entrada de Marte. Lo suyo es la abstracción geométrica, y los que se acerquen al Auditori podrán conocer de mano del artista lo que se esconde detrás de esta disciplina tan particular y tan poco nombrada.
Ferrer es una de las voces clave de su generación, con reconocimiento institucional y presencia en escenarios artísticos de primer nivel. Un hito temprano fue su selección por el Instituto Cervantes de París en 2016 para la instalación 'Porta oberta a l'invisible', exhibición que marcó su proyección internacional. Afirma que la geometría "necesita su tiempo de observación, su liturgia", y de ello está dispuesto a conversar de tú a tú con las personas que visiten Marte "para abarcar esa parte didáctica que a veces se deja de lado". De la mano de este artista multidisciplinar queda constancia que la geometría, más allá de ser una rama de las matemáticas, puede convertirse en una fuente de inspiración, creatividad y belleza visual.
-Tu trabajo requiere espacios amplios para ser expuestos pero en las ferias, como la de Castelló, hay límites notables. ¿Cómo has adaptado tu obra a Marte?
-El stand del que disponemos en Marte es pequeño porque estamos hablando de una feria en la que se alberga a una veintena de firmas, que no son pocas. Al ir como artista invitado mi trabajo estará justo al entrar y eso nos da algo más de margen. Tengo obra de muchos tipos y formatos, y lo que llevo a Castelló es una pequeña recopilación de trabajos que refleja parte de mi recorrido en los últimos años. Generalmente, cuando hago instalaciones tengo en cuenta el sitio concreto al que voy, y ese espacio debe disponer de unas particularidades, no puede tener una contaminación de ruido de obra de otros artistas porque de ser así no se entendería del todo la propuesta. En Marte exhibiré una pieza de peana y el resto van en pared.
-¿Siempre estudias el espacio de la exposición antes de concretar qué piezas muestras?
-Sí. Esta semana he inaugurado una exposición individual en Galería de Arte Espacio Valverde, en Madrid, con quienes llevo ya unos años trabajando. Se trata de un proyecto largo y lo menciono precisamente por eso, porque es totalmente distinto al que se presenta en Castelló. En una feria, el modelo de stand pude ir variando pero siempre tiene unas particularidades concretas. Salvo que pintes te encuentras con muros blancos y las luces suelen estar mal orientadas, porque cada pieza requiere la suya particular. En una feria las obras se han de adaptar al área concreta que te dan, mientras que en una exposición dispones de más capacidad para determinar qué piezas van en cada lugar, puedes jugar más con el recorrido y con la luz, y se pueden dar diferentes líneas para potenciar y finalizar.
-Esta semana estarás en Castelló pero también inauguras en Madrid, donde vuelves tras participar en Arco. ¿Por qué es tan relevante este regreso a la capital?
-La de Madrid es una exposición que tendría que haberse celebrado en mayo del año pasado, pero falleció mi padre y la cancelamos. Hemos estado un año posponiendo la nueva fecha porque la galería maneja su propio calendario y yo tampoco me encontraba en condiciones de reanudar el proyecto. Esta exposición lleva mucho tiempo de maduración y se tenía que hacer ya sí o sí. Los procesos cuando se hacen muy largos tienden a enquistarse en algunas partes. Hay obras que crees que las tienes muy bien resueltas pero a medida que comienza a pasar el tiempo empiezas a tener dudas de todo.

-¿Cómo explicar la urgencia de programar ferias como Marte?
-Partimos de la base que puede que parte del público que nos visita no esté educado en el arte contemporáneo. Han oído hablar de Arco o Marte e igual tienen curiosidad por visitar la feria. Si vienen posiblemente se les quitarán muchos prejuicios que tenemos sobre el arte: pensar que todo lo contemporáneo es muy caro, que es un formato extravagante o que no lo vamos a entender. Cuando lleguen y vean los stands se darán cuenta de que posiblemente entienden más cosas de las que pensaban. La feria es importante porque pone en o a un tipo de público que tal vez no ha participado de esta vocación nuestra y puede ser un punto de encuentro en el que tienes la oportunidad de explicar al visitante de tú a tú de donde viene tu trabajo. Cubres esa función didáctica que muchas veces no se hace.
-Sin olvidar los profesionales del sector que visitan este tipo de eventos…
-Hay muchos coleccionistas que tienen todo el año programado en función de las ferias y en su calendario de trabajo está marcado que a final de año tienen que ir a Miami, luego a Dubai, más tarde a Arco, y así todo el tiempo. No es poca la gente que hace turismo relacionado con el arte, y es una manera de viajar en la que no solo compras sino que poner en o con otros tu propia colección. Como ves, las ferias sirven para muchas cosas. No nos olvidemos que también se descubre a muchos artistas, porque aunque pertenezcas a este mundo puede que no conozcas a alguno, porque a todo no llegamos. Muchas veces no tenemos el tiempo suficiente para estar cotejando nuevos artistas.
-Al hilo de lo que comentas, ¿la feria propicia el escenario para que los artistas rompan esa barrera que hay con los espectadores?
-Es importante quitarse prejuicios. Si los tienes, te va a dar igual si entiendes o no o si la feria es grande, mediana o pequeña, porque en el planteamiento inicial que te has hecho a ti mismo lo que ves no te va a cuadrar. Personalmente, hay cuestiones del arte contemporáneo que yo no entiendo pese a que me dedico a ello, y eso es porque hay algunas disciplinas en las que tengo una educación mínima. Pero con los años intento tener los ojos abiertos y la mente despierta, por lo que sí que tiendo a preguntar o recabar información ante una pieza que no conozco. Porque sé que cuando alguien te acerca a esa obra es posible que la acabes entendiendo. En cualquier caso, el hecho de que sepas lo que tienes enfrente no significa que te tenga que gustar sí o sí. Te puedes leer un libro y entender el idioma pero no gustarte el contenido. En definitiva, hay que quitarse los prejuicios, ir a una feria y dejarse llevar, sobre todo si eres principiante. Y luego hay un trabajo de seguimiento que debe hacer cada uno para seguir educándote, leer y mirar. Es la manera de alcanzar un criterio más formado e ir diferenciando qué es lo que te gusta más o o lo que te gusta menos.

-Vienes a Castelló de la mano de la galería mallorquina Pep Llabrés, ¿qué papel juegan los galeristas en vuestras carreras?
-Es muy importante encontrar al galerista que te represente. Esa persona te tiene que saber llevar, confiar en tu obra, entenderte, leer bien tu trabajo y ponerte en contexto para dirigir tu pieza al mejor lugar posible. Yo trabajo en la abstracción geométrica y, por tanto, mi galerista debe llevar mi obra a un lugar en el que la abstracción geométrica sea un pilar fuerte. No es simplemente una venta en la que hay un cliente y el galerista se lleva un porcentaje y el artista otro, sino que te tiene que formar una carrera. Es necesario que te lleve a otros mercados y ferias, a ser posible internacionales, por lo que requiere estar todo el rato en o con comisarios de otras exposiciones. Como ves, el galerista tiene un trabajo muy importante y ha de respetar tu obra e intentar posicionarla lo mejor posible.
-¿Cómo llega la geometría a marcar toda tu obra?
-Es que para mí es todo un vocabulario. La abstracción geométrica es una disciplina que en sí es un idioma que está establecido no solo para crear arte contemporáneo. Por ejemplo, en arquitectura está muy presente. Una de las vertientes de mi trabajo parte de la creación de un módulo como un elemento unitario que se multiplica y va variando, girando y construyendo a partir de un elemento básico. Eso es algo que también ocurre en la propia naturaleza. Si coges la hoja de un árbol y la miras a través del microscopio verás que hay una estructura definida y básica hecha a partir de una multiplicación. A mi me cautiva que a través de unos elementos básicos en función de los giros de las rotaciones de las inversiones puedas construir un trabajo más completo. Eso lo vemos en la arquitectura, como te decía antes. Tu puedes observar el revestimiento de una fachada y puede que sea solo una estructura que se va modificando y en esa variación va arrojando diferentes luces y sombras. Esta disciplina y la escultura, que es lo mío, son mundos con muchos puntos de conexión.
-¿Eres de los que están tan locos por la geometría que tienes las matemáticas todo el tiempo dentro de la cabeza?
-Es difícil apartar la geometría de mi cabeza, aunque la intensidad conque ocurre no siempre es la misma. Cuando tienes proyectos muy importantes hay como una especie de wi-fi encendido y, vayas donde vayas, tu cabeza siempre está conectada. Si esa propuesta en la que estás trabajando no es tan inmediata ni urgente el wi-fi no se apaga, pero se conecta menos. La cuestión es que aquello que tenemos entre manos son iniciativas muy personales y de mucha vocación, y así es difícil que ese proyecto deje de estar presente en tu cabeza a todas horas porque nunca sabes cuándo te puede aparecer una buena idea.