VALÈNCIA. Cannes es dado a las sorpresas. Da fe un Denzel Washington impactado este pasado lunes cuando se le hizo entrega de una Palma de Oro de Honor durante el estreno de su última colaboración con Spike Lee, Highest 2 Lowest, proyectada en Sección Oficial fuera de competición. Idéntica jugada hizo el festival hace tres años con Tom Cruise, que recibió ese mismo premio honorífico justo antes de la gala de Top Gun: Maverick.
Cannes es dado a las sorpresas y Tom Cruise, al espectáculo, así que el pan se ha juntado con las ganas de comer en eta edición. El actor apareció de manera inesperada en la clase magistral de su cómplice en las últimas cuatro entregas de la saga Misión imposible, el director Christopher McQuarry.
Sin rueda de prensa convocada, parecía que la única oportunidad de los medios para indagar en los entresijos del rodaje de Misión imposible: Sentencia final, que llega a las carteleras este 23 de mayo, iba a ser vía su realizador, pero su productor y protagonista no podía resistirse al agasajo del público que abarrotaba la sala Debussy. Como deferencia, cabe destacar, que el artista hizo su fulgurante aparición 20 minutos antes de que acabara la charla, evitando eclipsar al verdadero protagonista del encuentro con la audiencia.
La película que ahora se estrena tras su paso por Cannes es una continuación de Misión imposible: Sentencia mortal, estrenada en 2023. Al término de la primera entrega, Tom Cruise, alias Ethan Hunt, se enfrentó a nuevo enemigo que ahora mismo resulta premonitorio: una inteligencia artificial llamada la entidad.
Tanto su título como la serie de flashbacks de las anteriores entregas incluidos en este último largometraje sugieren que esta conclusión al díptico podría ser la misión final de Hunt. En ocho películas, la saga de espías estuvo marcada, por las espectaculares acrobacias realizadas por Tom Cruise, los juegos de máscaras y las intrigas llevadas a cabo en el corazón de las más grandes capitales del mundo.
Maldita la hora que Tom Cruise descubrió TikTok
Durante el evento, McQuarry compartió que muchas veces, al llegar a casa después de un día de rodaje extremo, se ha arrepentido de los peligros asumidos, porque sufre por la vida de Cruise, totalmente entregado a protagonizar escenas de riesgo.
En esta entrega crepuscular de la saga de acción, la octava de la franquicia desde la primera dirigida por Brian De Palma en 1996, la pareja se pasó de frenada con el más difícil todavía. Por un momento, en una escena donde Cruise se quedo suspendido en el aire a bordo de un aeroplano, director y equipo llegaron a pensar que la megaestrella no lo contaba. Lo peor es que el mismo McQuarry era el responsable de incitar aquella cabriola extrema.
“Aquella acrobacia imposible fue el resultado de mi tonta idea de enseñarle a Tom un vídeo de TikTok pensando que le haría gracia. Sin más. Pero de inmediato me dijo que podíamos replicarla”, compartía.

Ante la pregunta de si se habría animado a rodar una secuencia como la citada con alguien que no fuera Tom Cruise, su respuesta fue que no, por dos razones: “En primer lugar, probablemente no tendría los recursos para producirla. En segundo, mi trabajo sería mucho más complicado, porque tendría que ocultar que no es el actor el que hace esos trucos, sino un doble de acción”.
Palabra de cienciólogo
A menudo, la prensa le ha inquirido a McQuarry si Tom Cruise te ha sugerido alguna vez algo que no quisiera hacer. Su respuesta es invariablemente que no. “Pero, ¿me arrepiento de haberle sugerido muchas cosas? La verdad es que sí”, completaba este cineasta que ha hecho de los géneros del thriller y el cine de acción un trabajo de orfebre.
En contraste, al actor que le hizo volver a reconciliarse con su oficio después de una mala racha, le motiva ponerse en esas situaciones: “A la mayoría de las personas no les gusta lo desconocido. Es una emoción que incomoda. Pero a mí no me molesta. Eso me ayuda a tener una vida muy dinámica y a aprender cosas que nunca me hubiera imaginado capaz de hacer. Es algo que también hago extensible a mi vida personal. Muchas personas pueden sentirse paralizadas, pero a mí me motivan. Desde pequeño he querido experimentar, saber. Eso es parte de hacer películas y de producirlas. Cuando sacas adelante películas, cuando actúas, no has de pedir permiso. De hecho, no podemos esperar a que todo sea perfecto, porque nunca lo será. Los filmes no son perfectos, como tampoco lo son las personas, pero es mejor salir y experimentar, cometer errores y aprender de ellos. Y volverlo a hacer. Una y otra vez”.