VALÈNCIA. València dejará de ser Capital Mundial del Diseño en unos días, aunque ciertamente esta semana es la que sabe a despedida. Este jueves La Base de La Marina, que en su día acogió la presentación de la candidatura, celebró un acto de clausura que reunió a sus máximos responsables, una fiesta que, sin embargo, ha quedado empañada por los problemas en torno a varios aspectos de la gestión del evento. La financiación, los proyectos en stand by y las dudas sobre las recepción de ayudas públicas han marcado los últimos días de un proyecto que encara un 2023 entre certezas e incógnitas. El gran varapalo ha venido de la mano de las auditorías realizadas al Ayuntamiento de València y a sus organismos, que han dado un tirón de orejas al gobierno municipal por la manera de dar las ayudas a la Asociación València Capital Mundial del Diseño.
Así, Intervención municipal, tal y como avanzó este diario, recrimina que el convenio –que inicialmente fijaba una partida de 2,2 millones de euros a entregar en tres años- no especificaba cuáles eras las actuaciones que debía asumir la mencionada asociación, unas actividades que se definieron después de concretarse el montante de la ayuda, algo que “limita las posibilidades de control” sobre el cumplimiento de objetivos de la Capitalidad. En palabras del Interventor, este hecho no permite saber si las actividades se realizaron "o si el coste de las mismas superó o no al de mercado", así como saber "qué gastos eran subvencionables”. Además, el informe señala casos concretos como la adjudicación de un contrato menor de patrocinio para la organización de un evento de diseño por valor de 18.100 euros así como el incremento de 300.000 euros para la construcción del Ágora, un pabellón efímero que ha servido de escenario para gran parte de su agenda. En el primer caso, por ejemplo, el informe apunta que "es imposible" fiscalizar si esto debería haber entrado ya dentro de la subvención otorgada por el Ayuntamiento, puesto que la ayuda se dio sin concretar qué se iba a hacer con ella.
Con todo, Intervención afea que se hubiera fijado la ayuda antes de definir los objetivos, por adelantado y sin determinar previamente el personal que se iba a necesitar. "En consecuencia, podrían haberse utilizado como gastos subvencionables cualquier nueva contratación o contrataciones al arbitrio de la asociación", reza el texto. Otra cuestión que subraya es la dependencia de los recursos públicos, que han terminado sufragando la gran parte del proyecto de València Capital Mundial del Diseño, algo que "refuerza la idea de que la actividad de la Asociación debería de estar sujeta a una mayor exigencia y control, y su funcionamiento debería estar sujeto a los procedimientos y limitaciones de funcionamiento del Sector público local".
Esta dependencia, sin embargo, no se dibujaba inicialmente como tal. La candidatura partió, tal y como subrayaron sus impulsores, del sector empresarial, una unión que dio una primera forma al proyecto al que, más tarde, se sumaron las instituciones públicas, necesarias para presentar la candidatura a la World Design Organization (WDO). En este punto se presentó una fórmula para la financiación del evento que surtiría de manera equitativa de las arcas públicas y de la aportación privada, un fifty-fifty que ha quedado lejos de hacerse realidad. Esta misma semana la Capitalidad presentaba su estudio de impacto, un informe encargado por la propia asociación al Área de Investigación en Economía de la Cultura y el Turismo de la Universitat de València (Econcult), que apuntaba que el presupuesto ha sido de cinco millones de euros procedentes de las instituciones públicas -Ayuntamiento, Generalitat y Diputación- y 420.000 de empresas privadas, lo que apenas supone el 7,7% del total.
Y la Fundació, ¿cómo se financiará">El Centro del Diseño, en stand by
Es, precisamente, el Centro del Diseño otro de los puntos calientes de la gestión de la Capital Mundial del Diseño y que tienen que ver en gran medida con el presupuesto de la misma. El espacio, que quiere ser casa de la fundación y de otros proyectos como el Arxiu Valencià del Disseny, se planteó como un gran espacio para la innovación que se ubicaría en la base de Iberdrola de La Marina. Sin embargo, aunque emplazamiento había sido anunciado, el año acaba y el proyecto sigue estancado. La razón: un conflicto por la gestión del espacio. Con los cambios en la gestión de La Marina también entran nuevos criterios y, si bien, el Consorcio veía con buenos ojos la cesión de la base a la Fundació del Disseny, Autoridad Portuaria pone sobre la mesa un alquiler que, de acuerdo con Calvo, “no puede asumir” ni la Fundació ni la Capitalidad. “La Fundación ya hace tiempo que dijo que se quería hacer cargo del edificio y de su puesta a punto, pero con una cesión de espacio. Autoridad Portuaria no lo entendió así”. Por lo pronto, el proyecto sigue a la espera de un acuerdo que, de llegar, será con una València sin el título de Capital Mundial del Diseño.