VALÈNCIA. Durante más de una década, aunque de manera intermitante, Tercer Sol ha esculpido un sonido reconocible entre brumas de reverbs, guitarras expansivas y letras que huyen del obvio dramatismo para asentarse en una melancolía sobria. En La ciudad reflejada, su nuevo álbum, el grupo valenciano depura aún más su estilo y logra abrir una rendija por la que se cuela la luz. “Tenemos menos canciones agresivas, estas típicas de Tercer Sol de los otros discos. Ahora sale así. Y me gusta este cambio”, reconoce Almirante, compositor, guitarrista y cantante de la banda.

“Nunca nos hemos preocupado de sonar a nada concreto. Siempre ha sido un poco para adelante, porque también en realidad yo solo tengo un grupo y me gustan muchas cosas”, explica el líder del grupo. Y es que, desde el lanzamiento de su primer EP, en 2014, los cambios en la formación y el paso del tiempo han permeado en el sonido de los diferentes trabajos; pero, a la vez, se siente que hay un punto común, un “sonar a Tercer Sol”.

Dos de los cuatro han cambiado desde Presentimiento, su anterior trabajo. Y la dinámica también se ha transformado. “Ahora prácticamente lo saca todo el Almirante”, apunta María Inglés. “¡Pero contra mi voluntad!”, matiza él: “Me gustaría ensayar más, pero no está la cosa dada. De hecho, cuando quedamos a ensayar y nos da un poco de tiempo, siempre salen cosas”.

El disco se ha grabado de nuevo con Santi García en los estudios Ultramarinos Costa Brava: nueve canciones en apenas cinco días de grabación (“Intentamos grabar un boceto del disco ya muy adelantado para que cuando vayamos al estudio vayamos a tiro hecho”). Es en casa de Almirante donde se fragua buena parte del proceso creativo: las maquetas, algunos teclados, colchones sonoros y coros se generan con antelación, y en muchos casos se incorporan a la mezcla final. A pesar de ese trabajo fragmentado y doméstico, el sonido de Tercer Sol se mantiene reconocible. “No sé por qué, pero si sonamos será por algo que hay”, apunta Almirante.

La ciudad y sus reflejos

Sin que fuera premeditado, el título del disco condensa un hilo temático que vertebra las canciones. “No teníamos un concepto previo. Fue Santi García quien le dijo a Almirante que hablaba mucho de la ciudad”, explica María Inglés. Esa presencia urbana se cuela por las letras con cierto pesar: “Se repite bastante la sensación esa de estar siempre en el mismo sitio, de no poder escapar de ahí. Y sí, de las cuatro calles de mi barrio”, resume Almirante. “Una sensación muy valenciana. Estamos todo el rato quejándonos de la ciudad, Pero nadie se va”, apunta María Inglés entre risas. Pese a esa constante sensación de la ciudad como espacio opresivo, La ciudad reflejada también es resistencia y la luminosidad. 

“Antes la letra era lo último, lo que hacías cuando ya estabas flipadísimo con la música. Pero te das cuenta que los grupos en castellano que te gustan son los que tienen las mejores letras”, afirma Almirante. Confiesa que ahora las trabaja con más detalle, influido por autores como Silver Jews o Surfin' Bichos. María Inglés, en cambio, tiene otra metodología: “Yo no puedo sacar una música si no sé de qué va. Entonces ya tengo frases o alguna cosa con ritmo. Para mí va muy a la vez”.

Otra transformación que vive el grupo en este trabajo es el de la voz: “Hace unos años me di cuenta de que le había dedicado demasiado tiempo a tocar la guitarrita y el piano, y poco cariño a cantar. Y a lo mejor debería ser lo primero. Ahora es lo que más hago, cantar en casa”, reflexiona Almirante . 

Esa evolución vocal también tiene que ver con el directo, que en los últimos años han adaptado a un formato más versátil y acústico. “Nos pusimos a tocar con guitarras españolas sin micro ni nada, lo cual nos vino muy bien para aprender a cantar”, cuenta María. “Lo que estoy haciendo ahora es aprender a cantar más flojito, a hacer coros más suaves, intentando que se parezcan más a los de Darío, porque yo tiendo al punk y a gritar”.

Un director sin anclas que arrastrar

El directo de Tercer Sol (que se podrá disfrutar el próximo 20 de junio en Loco Club y el 28 en el EACC de Castelló) se centra ahora en La ciudad reflejada, a excepción de un par de canciones de discos anteriores. Toda una singularidad, teniendo en cuenta que los hits acaban siendo arrastrados años y años por la mayoría de grupos.

“Hemos grabado este disco y en cuanto ha salido ya he perdido casi todo el interés. Y ahora solo pienso en sacar otras canciones”, dice Almirante con sinceridad. “Al respetable hay que respetarlo lo justo”, parafrasea María Inglés a Héctor Arnau. Y añade:  “Vas al concierto de un grupo que te gusta y solo estás pensando en que toquen tus cuatro temas. Eso no puede ser”.

 El setlist, en realidad, está condicionado por la versatilidad que necesitan como grupo porque “cada vez es más difícil lo de tocar en salas” y ya componen pensando tanto en el formato eléctrico como en un más modesto.