VALÈNCIA. Sollozos, dudas y bastantes nervios. Así describe Martín Rey las últimas semanas previas a tomar la decisión de cerrar el Rivendel, el bar que lleva junto a su hermana Julia Rey y junto a su madre, Mercedes Matesanz. Pero hace una semana se aventuraron y lo hicieron oficial por redes sociales, con un emotivo texto anunciaban que movían ficha hacia nuevas aventuras, poniendo cierre a lo que fue casa de “músicos, poetas, ilustradores, guionistas, actores, cineastas” y demás agentes del mundo cultural. Todos ellos eran invitados este sábado 15 y domingo 16 de abril a despedirse del local por todo lo alto, con conciertos, actuaciones, fiesta y una subasta final de los objetos que han colgado por las paredes del bar ahora podrán exponerse en el hogar de los valencianos.
Un rato antes de comenzar a poner a punto todo para la subasta Martín atiende por teléfono a Culturplaza para dejar por escrito los sentimientos de la despedida. ¿Por qué se van">el asador Cienfuegos que se sitúa en el Cabanyal. Este es su nuevo proyecto vital que tiene en marcha con su familia: “Lo levantamos en el 2019 y nos funciona bien, es muy pequeño pero es lo que necesitamos ahora, lo que haremos será volcar toda nuestra energía y creatividad en este”, explica esperanzado. En la despedida -que ha durado todo el fin de semana- Martín no ha dudado en invitar a todos sus colegas artistas, músicos y creadores a acercarse al Cabanyal para explorar este proyecto, y poder comer como se hacía en el Rivendel, también acompañados con buena música. A estos mismos amigos Martín dedica una breve carta de despedida que nace desde el corazón y con la pena de decir adiós:
“El Rivendel es más nuestra casa que cualquier sitio, teníamos todo nuestro amor depositado ahí y los clientes eran casi familia. A ellos les acercaría la reflexión a la que llegaba el otro día con mi familia: nosotros somos un grupo de migrantes, que vamos encontrando nuestro camino poco a poco. La gente que se acercaba al Rivendel era eso mismo, lejos de pertenecer a España o no, desde los clientes más habituales hasta una persona que pasara un día de casualidad. Cientos de parejas se han encontrado en nuestro bar, han salido familias, hijos… Es un espacio que ha propiciado decenas de proyectos (Ratolines, Bartleby…) y que vivirá dentro de quienes lo habitan. Nos vemos pronto”.