VALÈNCIA. Caos, tierra e identidad. Mirando hacia sus adentros, escuchando y escribiendo mucho la artista y creadora Anna Cerveró ha conseguido encapsular la historia de su familia, sus amigos y vecinos y contarla a través del teatro. Un ejercicio con el que se sube -del 31 de mayo al 1 de junio- al escenario de La Máquina con La terreta: tot un caos per estimar, una pieza que teje un tapiz de experiencias familiares para ahondar en el maltrato del patrimonio cultural valenciano de las tres últimas décadas.
Lo hace con la dirección conjunta de Genís Lama y a través de un viaje introspectivo por el “paisaje emocional valenciano” que les lleva a generar esta obra construida a través de recuerdos e historias personales de Cerveró y quienes le rodean: “Voy acumulando historias que me hacen darme cuenta de que nuestra identidad no nos representa como valencianos y veo ahí que parte de la sociedad está confrontada por este mismo tema”, explica Cerveró, que ha nacido y crecido como vecina del Cabanyal.

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- Foto: OLGA CARRASCO
De esta experiencia nace, en el año 2022, la pieza breve La Terreta. Teoria del caos que se estrena en el festival Cabanyal Íntim como no puede ser de otra manera. Gracias a su enorme acogida y una ayuda a la creación del Teatro Círculo de Benimaclet se convierte en una pieza larga, porque “quedaba mucho por contar”. Con esta pieza también empiezan a andar con su compañía Temple de Vesta, formada por esta pareja creativa y que nace de contar la historia de València y su periferia. De la identidad y de su relato.
“Para nosotros estar en Cabanyal Íntim era un sueño porque es el lugar para hablar de identidad, de quienes somos y a dónde vamos. Miguel Ángel nos hizo un regalo pidiéndonos que hiciéramos una pieza larga sobre nuestra historia”, destaca Cerveró, quien añade que en la larga hay espacio para hablar de la especulación, el boom turístico y las ampliaciones que amenazan los espacios de la huerta de València.

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- Foto: OLGA CARRASCO
En la obra se mantiene la esencia de la pieza corta, la importancia de hablar sobre el territorio y su maltrato. Sobre el patrimonio cultural valenciano y como muta a lo largo de tres décadas, un relato que se cuenta desde la autoficción y dentro del seno de una familia que ha nacido y crecido en el Cabanyal, como la de Cerveró. “Tiro del hilo de historias de mi familia y cosas que he vivido o me han contado”.
“Hacemos una autoficción que habla de cómo la sociedad valenciana tiene que defender su futuro y como nuestro territorio está desapareciendo”, explica la creadora. Lama, su mano derecha en el proceso, destaca que convertir la pieza en un largo les permite hablar de cómo avanza y cambia la sociedad valenciana y les hace ver que la problemática no hace más que aumentar.
“El teatro está vivo y nos tiene que hacer reflexionar sobre el mundo que nos rodea. En el caso de La terreta la obra tiene que estar basada en la actualidad porque no paran de vulnerar nuestros derechos como valencianos o de ocupar nuestros espacios”, explica Lama, “más allá de actualizar algunos datos, las historias que contamos siguen siendo iguales. Aunque no queramos entrar en política es inevitable hacerlo porque lo que hacen los políticos afecta a lo que estamos hablando, a la sociedad valenciana sea del color que sea. Con esta pieza queremos provocar un despertar que nos conecte a través de nuestra identidad”.

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- Foto: OLGA CARRASCO
Aunque el tema es más bien “serio” sobre las tablas Cerveró y Lama lo cuentan también con giros de humor y a través de la sátira que para ellos “define muy bien a los valencianos”. Cambia la manera de contar el relato, aunque no las historias que se suben al escenario, que va entre el teatro documental de Cerveró y una propuesta que “interpela al público y lleva a una reflexión colectiva”. Un espacio en el que Lama considera que empieza el debate: “El teatro genera un espacio en el que pueden dialogar diferentes generaciones y pueden expresarse desde su identidad. Sobre la escena, Ana va definiendo lo que es su propio espacio que se modifica poco a poco con la entrada de nuevos personajes”.
Antes de que baje el telón Temple de Vesta logra que cultura, sociedad e identidad se den la mano para dar voz a todas las personas que luchan para mantener viva su tradición e historia a través del relato. Lo hacen con una fábula actualizada en la que se critica la especulación, la discriminación de las lenguaz minorizadas y la turistificación haciendo ver que son como bombas para el territorio. El teatro lleva a una reflexión universalizable que puede servir para reflexionar sobre la importancia de proteger el territorio que está en un mundo “globalizado y capitalista en el que los pueblos se ven castigados y minorizados”. En el que La Terreta es todo un caos al que hay que querer, abrazar y cuidar poco a poco.

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- Foto: OLGA CARRASCO