VALÈNCIA. Este lunes se celebran, casi a puerta cerrada, los Premis AAPV (Actors i Actrius Professionals Valencians) en una gala que À Punt ha renunciado a emitir por primera vez desde que empezó a emitir. La noche, que tendría que servir como celebración, se siente más bien amarga. Los actores y actrices valencianos han vivido un año lleno de cambios políticos, de silencio por parte de las instituciones, y ante todo, de un mayor deterioro en sus condiciones materiales. Así lo siente su presidenta, María Almudéver, quien en 2024 asumió el cargo de dirección por tres años y que además, recuerda, es “actriz y persona”.
La lucha por los derechos del colectivo le quita mucha energía, y siente que llegan a una noche especial agotados y con demasiados conflictos abiertos. Como antesala a la celebración de los Premis (que tendrán lugar en el Teatre Principal y se retransmitirán este lunes 2 de junio a las 21:00 a través de Kinótico), la presidenta de la AAPV conversa con Culturplaza sobre las exigencias y necesidades del sector de artes escénicas valencianas, el “no” de À Punt y la invisibilización del trabajo de las actores y actrices que forman parte de la AAPV.
-Primero de todo: Ante los premios, ¿cómo está de salud el sector de artes escénicas?
-La salud del sector está regular tirando a mal, tanto en el mundo audiovisual como en el teatro. El cambio político y las reuniones que conlleva son muy desalentadoras. Sentimos que una y otra vez estamos empezando de cero y es muy desesperante. Cada vez que hay un cambio directivo, la gente entra sin tener ni idea de nuestras profesiones y perdemos un año solo en explicarles cómo funciona todo. Las artes escénicas son muy amplias pero los responsables deberían venir más formados.
-¿Cuáles son vuestras reivindicaciones?
-Queremos que nos programen; no nos vale con hacer lecturas dramatizadas. Este año ha habido dos producciones valencianas en las que han participado un total de once actores, pero nosotros somos más de cuatrocientos afiliados. El IVC no puede llevar por bandera las lecturas dramatizadas que son dos días de exhibición. Queremos producciones propias que se muevan y que estén mínimo cinco semanas en cartel. Eso es apoyar el sector; lo demás es pan para hoy y hambre para mañana.
-¿Por qué no se retransmite la gala en À Punt?
-Por correo electrónico nos han explicado que no se retransmite la gala por “motivos coyunturales” pero no nos dan ninguna explicación más allá de esto. Esto nos hace sentir que nos quieren silenciados. Nosotros teníamos más o menos claro que, por los últimos movimientos de la cadena (que tampoco retransmitió los Premis de les Arts Escéniques 2024), nos iban a decir que no. Pero nos parece increíble no recibir ningún apoyo. Nuestra gala era el programa de máxima audiencia en su día de emisión. Para nosotros que no se retransmita responde a una decisión puramente política.
-¿Os habéis reunido con À Punt?
-Hace poco nos reunimos con los responsables de À Punt y con Paco Picó (el nuevo director de contenidos y programación de la cadena). El escenario que nos plantean es muy poco alentador. La cadena tiene una gran deuda y ahora lo que están buscando es herramientas para subir la audiencia.
-¿Habéis recibido respuesta a vuestra petición de dimisión de Jamar?
-No hemos tenido respuesta alguna, ni estando cara a cara. Nos dirigimos directamente a él en el comunicado porque no nos sentimos escuchados por el IVC. Ha pasado por muchos nombres y muchas manos, pero no conseguimos encontrar nunca un punto en común entre los profesionales de artes escénicas y la institución. El IVC trabaja con dinero público generado por los valencianos y es nuestro derecho trabajar dentro de este organismo.
-¿La relación con la directora adjunta de artes escénicas, María José Mora, es más fluida?
-Nos reunimos y nos escuchan pero no va más allá de la conversación. Hay un plan que ya está trazado desde el IVC que no parece que se vaya a modificar. Lo mínimo que tienen que hacer es reunirse, pero lo lógico es que se atienda a nuestras necesidades porque si no año tras año seguiremos teniendo las mismas.
-Como ha sucedido con vuestras peticiones del Circuit Cultural Valencià...
-Si algo funciona no hay que cambiarlo, porque ya ha costado mucho llegar a este consenso. Lo que no se puede es hacer experimentos con la Coca-Cola, que ya tiene su fórmula perfecta. Conseguir que los acuerdos funcionen son años y años de reuniones de toda la gente que formamos parte de las asociaciones y que invertimos nuestro tiempo en esto por amor al arte. Restamos horas de nuestro ocio y vida para dedicar a esto para que luego venga alguien que no tiene ni idea a aplicar una idea nueva que, en la práctica, destruye en un mes lo que ha costado años alcanzar.
-¿Cómo os ha afectado el nuevo modelo?
-Aún es pronto para saberlo, pero nos consta que los responsables de cultura de diversos Ayuntamientos no entienden bien en qué consiste. No se quieren arriesgar en contratar algo que no saben si va a funcionar. Han sido meses de mucho caos en la comunicación entre la istración y los Ayuntamientos de los pueblos. El Circuit es otra lucha, otro desastre que nos mantiene bastante desesperados.
-¿Cómo han evolucionado las relaciones con las instituciones públicas a lo largo de estos años de legislatura?
-Cuando estaba Roberto García [director adjunto de Artes Escénicas en el IVC desde 2017 hasta 2024] era todo mucho más dialogante, pero ahora nos da la sensación de que las reuniones no se preparan bien y que no se nos atiende. Sentimos que nos faltan al respeto porque los cargos públicos no saben ni en lo que estamos trabajando.
-¿Cómo veis el panorama para los nuevos actores y actrices?
-Vemos que es difícil que el sector se rejuvenezca porque los que estamos dentro de AAPV ya somos personas mayores que estamos agotadas porque hacemos mil trabajos. Somos artistas, no políticos, y nos desgasta mucho tener que luchar una y otra vez por nuestros derechos y llegar a las reuniones y que no se vea ningún cambio.
-Tampoco ha mejorado la situación de la Escuela Superior de Arte Dramático.
-Ahora mismo da vergüenza preguntar por estos espacios viendo cómo están las escuelas afectadas por la Dana, parece que lo pedimos por algo destinado al ocio. La realidad es que los estudiantes de arte dramático y danza están estudiando en unas instalaciones que son tercermundistas y que llevan más de veinte años así, es de una poca vergüenza alucinante.
-¿Qué radiografía hacéis de la realidad laboral y sindical de los actores y actrices?
-El panorama es muy complicado porque llevamos un año en agonía. Las compañías están celebrando sus aniversarios a duras penas y los emergentes saben que están en un sector en el que no se les garantiza nada. Estamos muy cansados. Con la Dana estuvimos un mes y medio casi a reunión diaria y no podíamos seguir con nuestra vida profesional. Es difícil no desfallecer pero nos movemos en esto juntos. Tenemos que seguir luchando por nuestros derechos de forma conjunta.