VALÈNCIA. Tras más de una década de parálisis, el sector Masía San Rafael ha vuelto a situarse dentro del entramado logístico de Riba-roja de Túria. El consistorio ha aprobado, de manera inicial, el proyecto de urbanización del PAI San Rafael, lo que supone el arranque formal de un espacio industrial que lleva años en espera.
El documento, publicado este jueves en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), abre un plazo de 45 días hábiles para que vecinos, propietarios o istraciones puedan presentar tanto alegaciones como sugerencias al proyecto.
El planeamiento de este sector se aprobó en 2011, pero quedó paralizado tras un primer intento fallido de urbanización. Ahora, es la mercantil Inversiones Doromin S.L. quien ha retomado la iniciativa, respaldada por más del 70% de la propiedad del suelo.
Esto ha permitido al Ayuntamiento de Riba-roja delegar la gestión en los propietarios, una opción que se contempla en la legislación urbanística de la Generalitat Valenciana cuando la propia istración local no dispone de medios suficientes para asumir el desarrollo de nuevos sectores.
Así pues, la propuesta contempla una edificabilidad de más de 57.000 metros cuadrados de suelo, con un diseño adaptado a los polígonos colindantes y dotado de las correspondientes redes de agua potable, saneamiento, electricidad, telecomunicaciones, alumbrado y zonas ajardinadas.
Riesgo de inundaciones
Sin embargo, este nuevo espacio no podrá materializarse sin resolver antes una cuestión de urgencia: el riesgo de inundaciones. El sector Masía San Rafael se encuentra en una área considerada de "peligrosidad geomorfológica", según el Plan de Acción Territorial del Riesgo de Inundación en la Comunidad Valenciana (Patricova) y forma parte del mapa nacional de zonas inundables.
Además, su cercanía al Barranco del Pozalet obliga a extremar las precauciones y, por ello, el inicio de las obras está condicionado a que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) emita un informe favorable al vertido de pluviales y autorice cualquier actuación en la franja de protección del cauce.
En este contexto, los ayuntamientos de Riba-roja y Loriguilla impulsan una balsa de laminación para garantizar la viabilidad hidráulica del sector. Esta infraestructura, de 85.000 metros cuadrados, está diseñada para recoger y laminar el agua de lluvia durante episodios intensos, evitando así que los polígonos industriales sufran inundaciones como las que en el pasado mes de octubre generaron importantes daños económicos.

- Riba-roja de Túria -
- Foto: AJUNTAMENT DE RIBA-ROJA
Por eso, según explicó la vicealcaldesa de Riba-roja, Teresa Pozuelo, a Valencia Plaza, "la intención es que la balsa de laminación tenga un vertido cero al Pozalet gracias a la recogida del agua mediante pozos filtrantes". Así, la compatibilidad entre el desarrollo urbanístico del polígono y esa infraestructura hidráulica no solo es posible, sino necesaria.
Un proyecto valorado en 3,5 millones
Más allá del riesgo de inundaciones, el sector Masía San Rafael está sometido a servidumbres aeronáuticas por su proximidad al aeropuerto de València, lo que obliga a cumplir con una serie de restricciones en altura, emisiones y reflejos que podrían interferir con la navegación aérea.
Por otra parte, se exigirá un control estricto de residuos y vertidos, sobre todo en empresas que generen aguas residuales incompatibles con la red de depuración existente. El proyecto ha sido valorado en algo más de 3,5 millones de euros y la promotora ha depositado una garantía provisional de 70.159 euros para asegurar que mantiene su compromiso durante la tramitación.
Se prevé que, una vez superado el periodo de información pública, el Ayuntamiento de Riba-roja pueda aprobar de forma definitiva el PAI y licitar las obras de urbanización. El calendario completo, desde la reparcelación hasta la ejecución final del proyecto, "podría alargarse de dos a tres años", aunque todo dependerá de la agilidad istrativa y de que no haya imprevistos con los permisos sectoriales.