VALÈNCIA. El tour de force que viene protagonizando el expresidente de la Generalitat Francisco Camps sigue animando, aunque esto no guste a todos, la vida interna del Partido Popular de la Comunitat Valenciana. El histórico dirigente protagonizó días atrás un concurrido mitin en el Veles e Vents en el que no se descartó para ninguna responsabilidad: "Seré lo que queráis que sea", aseguró, si bien ya deslizó que su objetivo no era volver a convertirse en inquilino del Palau.
Posteriormente, en una entrevista en el programa de Gemma Nierga en La2, aseguró que no se planteaba volver a ser presidente de la Generalitat a "corto, medio o largo plazo", si bien no se pronunciaba sobre la posibilidad de situarse como líder del PPCV en un momento dado.
De hecho, en estas últimas apariciones, Camps remarca que sus actos se dirigen a revitalizar un partido que considera "dormido", al mismo tiempo que pone como máxima prioridad que Alberto Núñez Feijóo sea presidente del Gobierno y se cuida de mostrarse crítico con la gestión del actual jefe del Consell, Carlos Mazón. Así, su discurso gira en torno a la necesidad de devolver la grandeza a las siglas populares en la Comunitat y tejer el ambicioso objetivo de regresar a la mayoría absoluta, algo a su juicio necesario precisamente para que Feijóo pueda alcanzar La Moncloa.
Pero, ¿es realmente el objetivo de Camps volver a ser presidente del PPCV? El exjefe del Consell siempre fue un orador destacado y un buen conocedor de la istración, pero también poseía brillantez en la estrategia orgánica. Es por ello que debe saber que Génova no ha tenido interés en rehabilitarlo en la primera línea política en este tiempo, por lo que se antoja difícil que pueda señalarle ahora como nuevo líder -aunque sea de transición- de los populares valencianos en lugar de Mazón.
Sin embargo, el expresidente sigue moviéndose. En la entrevista con Nierga, reveló haber comido semanas atrás en Madrid con Mariano Rajoy y el exministro José María Michavila. Unos os que evidencian el constante y metódico trabajo de reconexión que está aplicando Camps, que conoce a la perfección un partido en el que milita desde 1982. El dirigente valenciano no tiene nada que perder y muestra una postura que, para muchos afiliados, votantes o simpatizantes puede resultar lógica: estuvo 15 años involucrado en procesos judiciales de los que salió absuelto -aunque muchos de sus altos cargos fueron condenados- y ahora quiere aportar su experiencia al PPCV.

- Camps, durante el acto en Veles e Vents de hace unos días. Foto: EDUARDO MANZANA
Así, para algunos Camps sólo busca ser una referencia y ocupar un lugar de honor en el partido, que no tiene por qué trasladarse en un cargo concreto, sino en un reconocimiento permanente a la labor realizada, junto a otros compañeros, en su etapa como presidente de la Generalitat. Sin embargo, hay otros dirigentes del PP que opinan que el aparente interés de Camps por dejarse querer para volver a presidir la formación popular es un globo sonda, una suerte de posicionamiento estratégico que lo que esconde en realidad es el sueño de ser alcalde de València como broche de oro a su carrera política.
En este sentido, es cierto que la coyuntura podría favorecerle. Si Génova decide que María José Catalá debe ser la candidata a la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas, el espacio en la capital quedaría huérfano de un aspirante claro, por lo que la opción de Camps no se antoja ni mucho menos descabellada para una parte importante del público de centro-derecha valenciano.
Ahora bien, cabe recordar que, aparte de la distancia que Génova ha demostrado con Camps pese a su absolución, la actual acaldesa quiere seguir en el Cap i Casal y evitar encabezar la lista autonómica, además de que probablemente preferiría en todo caso a un sucesor de su elección para sustituirla.
Con este escenario, resulta difícil que Camps pueda terminar como candidato en la capital, excepto si en un momento dado, Feijóo ve obligatorio que Catalá aspire a la Generalitat y tiene en sus manos sondeos que refrenden que el expresidente cuenta con un apoyo de los votantes superior al de otros aspirantes que se pongan sobre la mesa.