VALÈNCIA. Hay lugares donde el futuro comienza en silencio y, sin embargo, se percibe con fuerza. Mónaco es uno de ellos, una ciudad-estado rodeada de glamour, impregnada de historia y velocidad. Pero quien crea que Mónaco es solo un escenario para la tradición, subestima lo visionaria que es en realidad. La electromovilidad es importante aquí, desde hace más tiempo de lo que se podría pensar.
Ya en la década de 1990, Mónaco se convirtió en un ejemplo de futuro electrificado con el objetivo de mejorar la calidad del aire y de vida. El principado promovió la compra de vehículos eléctricos, habilitó la carga gratuita y comenzó a construir la infraestructura necesaria, mucho antes de que la electromovilidad fuera algo global. Hoy en día, según cifras oficiales, hay aproximadamente 300 puntos públicos disponibles en un terreno de menos de dos kilómetros cuadrados, con una población de alrededor de 38.000 habitantes. La idea es que todos los monegascos tengan a una estación pública gratuita en un radio máximo de 200 metros.
E-Performance para el día a día
El aire de la mañana es fresco mientras nos adentramos en las calles de Mónaco en un Macan 4S Electric. Una suave presión sobre el acelerador pone en marcha el primer SUV totalmente eléctrico de Porsche. A pocos metros, un autobús eléctrico indica que el transporte local también es silencioso. En el siguiente semáforo, un Taycan se detiene a nuestro lado. El primer deportivo 100 % eléctrico de Zuffenhausen forma parte desde hace tiempo del paisaje urbano de este principado como expresión de un cambio.
El Macan sube rápidamente por la pendiente hasta la Place du Palais, donde el príncipe Alberto II fue conducido hace 20 años en un coche eléctrico por las estrechas calles el día de su coronación. El Macan de color Provenza parece fundirse con la ciudad, entre escalones de piedra y palmeras, entre el pasado y una visión del futuro. Quien conduce un coche eléctrico en Mónaco no renuncia a la deportividad ni a la velocidad, sino que apuesta por una nueva dimensión del rendimiento.
A finales de 2013, el Macan hizo su debut con un motor de combustión convencional en su parte delantera. En 2019, Porsche entró en la era eléctrica de los deportivos con el Taycan. El Macan Electric le siguió en 2024, no como una versión, sino un modelo completamente nuevo. Está dotado de una batería de iones de litio con una capacidad bruta de 100 kWh, una arquitectura de 800 voltios y una potencia de carga con corriente continua de hasta 270 kW. Esto significa que en unos 20 minutos se puede obtener suficiente energía para recorrer cientos de kilómetros. Una parada para cargar apenas dura más que un capuchino en una cafetería.
Dos motores eléctricos generan tracción total y, en el Macan 4S con el que exploramos Mónaco, la potencia con overboost llega hasta 516 CV (380 kW). El rendimiento no se consigue a expensas de la eficiencia. Gracias a la moderna tecnología de baterías y a la gestión inteligente de la energía, el SUV eléctrico alcanza un nivel de autonomía que no tiene nada que envidiar a los coches de propulsión convencional. Simboliza una nueva generación de vehículos Porsche que combinan responsabilidad y rendimiento. Y es representativo de lo mucho que ha avanzado la movilidad eléctrica desde los días pioneros de Mónaco.
Planeando por la Costa Azul
El Frauscher x Porsche 850 Fantom Air abandona el Quai Louis II sin apenas hacer ruido. Su esbelta silueta blanca parece dibujada en el agua. Incluso su nombre evoca velocidad, silencio y una nueva forma de desplazarse.
En cuanto se activan la batería de alto voltaje y el motor eléctrico de la embarcación deportiva, se produce un sonido que parece provenir de otra dimensión. Sin rugidos, sin humo, sin una sola gota de aceite que enturbie el agua. El eFantom hace honor a su nombre: con un silencio inquietante, atraviesa la dársena del puerto y se adentra en mar abierto. Solo el chapoteo de las olas contra el casco y el zumbido del motor intraborda bajo el agua acompañan el viaje.
El viento sopla sobre la cubierta mientras Bastien Bonnet, Director General de Frauscher Francia, empuja el acelerador hacia delante. “Lo que no se oye en este barco es lo que más se nota”, afirma. El eFantom combina velocidad y silencio. Mónaco, a babor, se hace cada vez más pequeño, el mar Mediterráneo se extiende ante la proa y, con él, un toque de elegancia futurista.
Frauscher x Porsche, lo mejor de dos mundos
El Frauscher x Porsche 850 Fantom Air es uno de los barcos eléctricos más avanzados de su clase. Una simbiosis entre la construcción naval austriaca y la visión del futuro de Zuffenhausen. Esta lancha de 8,67 metros de eslora y 2,49 metros de manga se basa en el probado Frauscher 858 Fantom Air. Ha sido reinterpretado para la era eléctrica en estrecha colaboración con Porsche.
Está propulsado por un motor eléctrico que proviene del Macan, ubicado en el casco. Se trata de una unidad de última generación de tipo síncrono con imanes permanentes, alimentada por una batería HV de 100 kWh. Ofrece una potencia de hasta 540 CV (400 kW), más que suficiente para que el eFantom alcance la velocidad de planeo estable en cuestión de segundos. En modo Sport Plus puede llegar a unos 90 km/h (49 nudos), como si la embarcación volara, sin ningún esfuerzo.