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VALÈNCIA. La sostenibilidad se ha convertido en un pilar de referencia para el desarrollo de un futuro responsable teniendo en cuenta el impacto sobre las futuras generaciones. Las empresas y entidades caminan hacia acciones que permitan conseguir avances con un menor impacto sobre el territorio. Para analizar estas cuestiones Valencia Plaza celebró el pasado martes 15 de abril la jornada ‘Sostenibilidad: el camino hacia un futuro responsable’ con el patrocinio de Andersen, la Cátedra Andersen UPV, Redeia, Valenciaport, Statkraft y EcoAqua.
Un encuentro que se dividió en dos mesas de trabajo donde expertos en la materia pudieron debatir sobre el avance en materia de sostenibilidad e intercambiar experiencias y puntos de vista. En este sentido, la primera mesa versó sobre la transformación empresarial hacia la sostenibilidad. Moderada por el director de Valencia Plaza, Javier Alfonso, contó con cuatro participantes: Jorge Blanco, director general de Calidad y Educación Ambiental de la Conselleria de Medio ambiente, Infraestructuras y Territorio de la Generalitat Valenciana; Erica Morales, responsable de Sostenibilidad de Statkraft; Francisco Larrey, consejero delegado ecoAqua Colchones; y Vicente Sanz, socio de Andersen y miembro de la Comisión de la Cátedra Andersen UPV de Sostenibilidad y Mercados Regulados.

- Foto: KIKE TABERNER
La segunda mesa se dirigió al análisis de la cultura organizacional para la sostenibilidad empresarial y fue moderada por Sabrina Femenía, directora de Innovación y Desarrollo Negocio en Instituto de Gobernanza Empresarial y experta en estrategia en Instituto de Sostenibilidad Empresarial. Contó con las intervenciones de: Federico Torres, jefe de Transición Ecológica de la Autoridad Portuaria de València; Mª Teresa Vela, delegada regional Este de Redeia; Gabriel García Martínez, director Master Responsabilidad y Sostenibilidad Corporativa UPV; y Rafael Ripoll, Of Counsel de Andersen y miembro de la Comisión de la Cátedra Andersen UPV de Sostenibilidad y Mercados Regulados.
Transformación empresarial hacia la sostenibilidad
Durante la primera mesa, los ponentes respondieron a cuatro cuestiones que les permitieron ahondar en las diferentes acciones y estrategias que están llevando a cabo empresas e instituciones para que su actividad sea más sostenible y tenga un menor impacto en el planeta. En primer lugar, se abordó la economía circular desde el punto de cómo se pueden integrar principios de reutilización y reciclaje en el ciclo de vida de los productos.
Francisco Larrey explicó que la economía circular “está en boca de todos, pero cuesta mucho trasladarla a la realidad”. “La gente adquiere lo sostenible siempre y cuando sea al precio del mercado”, destacó. En este sentido, explicó que el objetivo de EcoAqua es el vertedero cero, es decir que ninguno de los materiales que se puedan recuperar vayan al vertedero. La firma empezó con los colchones, un producto que ocupa mucho espacio de los vertederos por lo que es especialmente interesante poder darles una segunda vida. “La parte del metal la llevamos a fundición y la parte del mix la convertimos para que los fabricantes de colchones tengan una economía circular”, destacó Larrey, que consideró que los fabricantes tienen cada vez más la sostenibilidad “como una prioridad”.

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Por su parte, Jorge Blanco reconoció que “lo sostenible, lo circular, es inevitablemente más caro” pero abogó por realizar acciones en las que la gestión de los residuos sea lo más adecuada posible: “Tenemos que intentar utilizar menos recursos naturales y generar menos residuos”. En esta línea, se mostró en la línea de dar mayor formación a pymes en materia de sostenibilidad y valoró de manera positiva la extinta bolsa de subproducto que permitía poner de acuerdo a quienes tienen un residuo y quienes pueden recuperarlo como materia prima: “Es una cosa que se perdió y que queremos recuperar”.
Respecto a Statkraft, Erica Morales destacó que la compañía está centrada en España en el desarrollo y construcción de proyectos solares y eólicos. En esta línea, uno de sus pilares es la economía circular y tener en cuenta la cadena de valor y qué ocurre con los parques solares y eólicos cuando son desmantelados. Por ello, la firma ha creado un plan de economía circular y trabaja para analizar el valor de la trazabilidad de los residuos de sus construcciones. No obstante, se han encontrado con barreras, sobre todo a nivel tecnológico, puesto que no siempre se pueden encontrar empresas que puedan contribuir a esa economía circular. Pero, en el caso de los es solares, por ejemplo, se consigue recuperar más del 98% de los materiales una vez dejan de utilizarse.
Vicente Sanz, desde la Cátedra Andersen UPV, explicó que se han detectado dos principales problemas en estos procesos: formación a nivel social, un aspecto sobre el que cree que “estamos a años luz de algunos países europeos; y una serie de barreras a nivel regulatorio. “Echo en falta simplicidad en la normativa, me gustaría no tener 200.000 normas a las que acudir y me gustaría una legislación incentivadora y no penalizadora”, declaró. “Da la sensación que el comportamiento lo queremos cambiar gracias a penalizar”, añadió Sanz durante su intervención en la que también expresó: “No comparto la frase de que el contamina paga porque el pago no es finalista, va a una caja común”.
Tras este primer bloque, los ponentes analizaron la sostenibilidad en la cadena de suministro, abordando especialmente cuáles son las estrategias para hacer cadenas de suministro más sostenibles y responsables. Francisco Larrey explicó que las empresas valoran cada vez más que toda la cadena de valor sea sostenible. “Para nosotros ha sido un reto cómo diseñar la planta en economía circular, que luego se lo hemos trasladado a los clientes, que cada vez valoran más ese punto de tener un producto sostenible”, aseguró. En este punto apostó por “incentivar” a las empresas que estén “apoyando” buenas prácticas de sostenibilidad en las acciones que estén llevando a cabo.
Jorge Blanco analizó esta cuestión desde el punto de vista de la istración. En esta línea expresó que agilizaría mucho los trámites una modificación de la ley de contratos, normativa que “nos tiene atados de pies y manos”: “Para sacar un contrato de emergencia, lo sufres también, ahora con la Dana lo hemos visto”, lamentó. Por ello, valoró: “Igual deberíamos hacer más laxa y más flexible la ley de contratos”. Entre otras acciones, también abogó por que la istración elabore “pliegos más modernos” en sus contratos y que sea más imaginativa en los criterios para buscar conceptos que den puntos a las empresas que “estén haciendo las cosas bien” en materia de sostenibilidad.
Por su parte, Erica Morales insistió en la importancia de aplicar una serie de procesos dentro de las empresas para evaluar cómo de sostenible es su cadena de suministro. En este sentido, explicó que en Statkraft se realiza una evaluación de los proveedores y un control de impacto de los procesos que les permite poder garantizar, entre otras cuestiones, salarios y condiciones de trabajo dignas en línea con la conciliación familiar y laboral: “En España la propia ley lo avala, pero nosotros estamos presentes en 21 países”. Mientras que Vicente Sanz consideró que pasar a un modelo de economía circular “no es una política de imagen”, sino una cuestión que “sí o sí” deben adoptar las empresas. En este punto, consideró que la IA va a poder ayudar en todo este proceso con medidas como el pasaporte digital.

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En este punto, la jornada trató la medición del impacto ambiental y social de las tareas que están llevando a cabo empresas e instituciones en pro de la sostenibilidad. Francisco Larrey consideró que actualmente estamos en “un punto de evolución”, pero que debería haber una mayor medición de estos indicadores. Además, durante esta intervención remarcó la importancia de reducir los vertederos aplicando tecnología.
Por su parte, Jorge Blanco aprovechó este turno para centrarse en el análisis de la huella de carbono, un aspecto sobre el que aseguró que ya han venido empresas a la Comunitat Valenciana para promover proyectos de captación de carbono. Entre ellos, se encuentra el de recuperar praderas de posidonia para la captación de carbono en el mar al mismo tiempo que se ayuda a mantener la calidad del agua: “Todos estos proyectos son bienvenidos en la Conselleria y los iremos moviendo”, expresó.
Erica Morales expresó que en Statkraft están incluyendo en sus políticas de medición de indicadores algunos requisitos que no son necesarios a nivel legislativo, pero que a ellos les parecen relevantes. Además, la compañía es consciente de su impacto en la comunidad local y establece sistemas de auditoría para conocer mejor sus plantas y establecer nuevas medidas en pro de la sostenibilidad.

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Mientras que Vicente Sanz destacó dos artículos que se han publicado recientemente a través de la cátedra y que revelan, entre otras cuestiones, que Alemania e Irlanda son los dos países con mayor avance en la economía circular. Sanz consideró que falta colaboración con los centros que tienen capacidad de análisis de datos, es decir, con las universidades y los centros tecnológicos, más aún cuando “la mayoría de las empresas no tienen capacidad para analizar el impacto que tienen las medidas que llevan a cabo”.
El último punto que abordaron los ponentes de esta mesa estuvo ligado a la innovación en productos y servicios sostenibles. Francisco Larrey remarcó que la innovación requiere de tres pilares: empresas, tecnología y colaboración con los institutos tecnológicos. Además, destacó el proyecto de Repsol con una nueva planta en Puertollano en la que ha invertido 30 millones de euros en la que sacan el polímero de las espumas de los colchones para elaborar nuevos productos.
Desde la Generalitat, Jorge Blanco, destacó el compostaje comunitario, una fórmula en la que ya trabajó desde la Diputación de Alicante moviendo proyectos en municipios con menos de 300 habitantes. “Si vas a euro-tonelada, te sale más barato llevarlo a la planta, pero esto tiene un impacto social. Vas a generar un sueldo extra para que una persona del pueblo vaya a hacer esa tarea de compostaje”, declaró. En este sentido, añadió: “Eso tiene un valor, porque estás fijando territorio. Generar un empleo en un pueblo pequeño es como generar 3.000 en València ciudad. No es rentable, pero es socialmente atractivo”.

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Por su parte, Erica Morales destacó que Statkraft cuenta con un departamento específico de innovación que está pensado para que aborde el trabajo con otras áreas de la empresa, de manera que sea un trabajo multidisciplinar. Además, abogó por la transparencia y la comunicación por parte de las empresas: “Damos a conocer todo el procedimiento sobre qué pasa con nuestros es o con nuestros aerogeneradores cuando dejan de utilizarse”.
Mientras que Vicente Sanz explicó que el 80% de la colaboración o descolaboración de un producto a una economía lineal depende del diseño del producto o del propio proceso de venta o distribución. Además, lamentó las barreras por parte de la istración a incentivar a algunos de los proyectos innovadores en materia de sostenibilidad: “Las empresas, cuando hacen innovación, se ponen a aplicar una serie de incentivos que vienen por deducciones del impuesto de sociedades”, explicó. En este punto, destacó: “Nos encontramos con un problema que es que para poder obtener esta ayuda tengo que calificar lo que estoy haciendo como innovación mediante un informe del ministerio competente”: “Hoy en día tenemos un problema porque la Agencia Tributaria considera que este informe no es vinculante porque es o no es innovación”, lamentó.
Cultura organizacional para la sostenibilidad empresarial
Concluida la primera parte del acto, se celebró una segunda mesa que contó con un formato ligeramente distinto. Moderada por Sabrina Femenía, los ponentes se interpelaron entre ellos y debatieron de una manera más directa. María Teresa Vela expresó: “Para nosotros el liderazgo es fundamental que vaya de arriba abajo y de abajo a arriba”. En el horizonte de 2025, su organización ha fijado prioridades ambiciosas en el plan de sostenibilidad con vistas a 2030. Vela remarcó la importancia de que este documento sea elaborado de manera transversal por toda la empresa y que vaya “desde las aspiraciones hasta los objetivos concretos”

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Gabriel García coincidió en este enfoque transversal, subrayando que “la sostenibilidad debe ser transversal en toda la organización, pero impulsada desde la más alta dirección”. A su juicio, los profesionales dedicados a esta área deben tener capacidad de interactuar con todos los departamentos y deben fijar objetivos realistas. “Es frustrante poner un objetivo poco realista y que no se cumpla”, advirtió.
Para Rafael Ripoll, el verdadero motor del cambio no reside únicamente en los despachos institucionales. “Queremos que lidere la sostenibilidad la sociedad civil, no tanto la capa directiva ni siquiera el ámbito institucional o supranacional”, señaló. Mientras que en materia normativa apuntó que “somos nosotros Europa” y que no se puede caer en la resignación respecto a las leyes que se pongan en marcha desde Bruselas.
Una visión que Federico Torres matizó, apelando a la necesidad de realismo en la aplicación de las normas europeas: “Europa emite el 8% de los gases de efecto invernadero y a veces impone restricciones que impactan negativamente en sectores como el portuario o el de la automoción”. Tras ello, destacó que “la sostenibilidad no es barata, pero es el futuro”.

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Por otro lado, los ponentes evidenciaron consenso en torno a la formación. Vela insistió en que la elaboración transversal de un plan permite que todas las áreas participen y se comprometan. “Es necesario compartir el conocimiento entre todas las personas porque en sus procesos diarios van a contribuir a esos objetivos”. En esa misma línea, Gabriel García destacó la importancia de iniciativas dirigidas a alumnos de grado como vía para conectar la sostenibilidad con el desarrollo profesional. Ripoll, por su parte, lamentó que “en la formación reglada no se ha interiorizado el concepto de sostenibilidad de manera transversal”, y reclamó un liderazgo que emerja de la sociedad civil para orientar a legisladores, votantes y empresas.

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Torres explicó una experiencia personal: “Hace años fui a explicarle a mi presidente el tema de la sostenibilidad. No entendió nada, pero confió en mí. Al final lo autoconvencí”. Además, compartió cifras que evidencian el compromiso del Puerto de València: el objetivo es lograr cero emisiones en 2030. Actualmente, el 18% de la energía que consumen es renovable, con un consumo total de 90 Gw/h, equivalente al de una ciudad de unos 180.000 habitantes.
Gabriel García apeló a la necesidad de adaptación de las empresas y defendió que la sostenibilidad no está reñida con la rentabilidad. “Podemos ser competitivos siendo sostenibles”, afirmó, mientras que Rafael Ripoll detalló desde Andersen la apuesta por varios tipos de alianzas externas como estrategia para “impregnar el propósito de perdurar”.

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Los retos del contexto europeo no quedaron fuera del debate. Gabriel García ilustró el momento actual como “una encrucijada”, en la que la polarización puede conducir a falsas dicotomías: “No confrontemos sostenibilidad con competitividad. La sostenibilidad ayuda a la competitividad”. Añadió que, aunque implica riesgos, estos pueden ser minimizados mediante una buena gobernanza. En su intervención final, Rafael Ripoll reafirmó que el sentido último de muchas cátedras y proyectos no se limita al marco regulatorio, sino que apunta a “un reproche social” y a un cambio liderado por la ciudadanía.