VALÈNCIA. Han pasado más de siete de meses tras el fatíditico 29 de octubre en el que la riada provocada por la Dana asoló numerosos municipios de la provincia de Valencia. Entre ellos, Picanya, una población que acoge el paso del barranco del Poyo y en la que, medio año después, los vecinos de la calle Almassereta siguen con la incertidumbre de si podrán volver o no a sus casas ante la "falta de transparencia" del Ayuntamiento con sus planes en la zona. La pasada semana, se daba a conocer que el consistorio había decidido suspender cualquier licencia de obra, edificación o cambio de uso en las calles Almassereta y Baixada Realenc, que quedaron anegadas hasta cuatro metros de altura con el desborde.
Una decisión que llega cuando los vecinos de la calle, paralela al barranco del Poyo, todavía no han iniciado la reconstrucción de sus inmuebles por el limbo en el que se encuentran al tener que levantar fachadas e intereriores. Desde contar con el visto bueno del Ayuntamiento, a la negociación con el Consorcio de Seguros, además de la implicación económica que supone. Felipe y Constanze, quienes acudían este sábado a la calle junto a otros vecinos, aseguran que han preguntado de forma directa en el pleno al alcalde, Josep Almenar, qué planes tienen para la vía. "Él me ha contestado que solo le interesa nuestra seguridad y que está esperando informes de otras autoridades", señala Felipe que, como el resto, sufre la incertidumbre de qué le deparará a la entrada del barrio de Vistabella y si podrán volver a vivir en la que fue su casa.

- Fachada junto al barranco del Poyo. - Foto: EP
"Quieren que desaparezca esta calle", apunta otro vecino, quien señala que el consistorio ha adquirido al menos dos parcelas en la calle y está ofreciendo al resto la compra de sus terrenos. "Estamos desde hace siete meses, después de haber asumido un trauma muy grande, sumidos en una situación de limbo", señala Constanze. "Ahora, no podemos reconstruir la casa. El consorcio nos obliga a hacer un derribo parcial para verificar después los daños y pagar luego la reparación. El departamento de Urbanismo del Ayuntamiento nos ha mentido y nos ha dicho que podemos hacer hasta una buardilla firmando el derribo total. Y ahora, no podemos hacer nada", lamenta Felipe. "Hablan de comprar parcelas, pero lo que me indigna es que, en un estado moderno, no se diga la verdad. Las instituciones públicas no pueden mentir y deben afrontar las situaciones para buscar soluciones", recalca Constanze.
Para todos los asistentes a la concentración, el mayor escollo es la falta de transparencia en la información que les llega, que levanta todo tipo de suposiciones acerca del futuro de la calle y del barrio. "Aquí se hace imposible la reconstrucción. Y me parece todo muy indigno e indignante. Cada casa es un mundo. Algunas son reparables, otras tienen daños estructurales. Habría que hablar con todas las personas y buscar para cada una una solución. Pero no se dignan a comunicar. Los socialistas de Picanya están vulnerando sus propios valores y estoy muy decepcionada con eso. Creo que se han equivocado con el camino político. Con la decisión de no decir la verdad", lamenta esta vecina.

- Constanze y Felipe junto a su casa derrumbada. - Foto: EP
"Los bienes inmuebles más dañados estructuralmente se encuentran en ambos márgenes del barranco, donde el agua alcanzó los cuatro metros de altura, a su paso por las calles Almassereta, Sol, Baixada del Realenc, y la avenida Ricardo Capella. En estas ubicaciones es donde se encuentran las viviendas desaparecidas o derrumbadas, total o parcialmente, por la fuerza del agua, pero la mayor parte de viviendas destruidas se concentran en la calle Almassereta y la baixada del Realenc, que dan frente al barranco", recoge el informe del consistorio que aprueba la medida de paralizar licencias y que concluye que, un total de 4.843 viviendas en Picanya, están situadas dentro de la zona inundada. Con estos datos, los vecinos no entienden el porqué se ha optado por las mencionadas restricciones en la calle Almassereta, y no en otras zonas como en La Primavera, cuyo despliegue de viviendas también discurre junto al barranco.
Felipe compró su casa hace 35 años y trabajó en Alemania para pagarla y luego afrontar la reforma. "Desde hace 12 años vivimos aquí muy felizmente y entiendo la situación del ayuntamiento, el peligro del agua y soy bastante flexible. Pero necesito una salida digna y, sobre todo, transparencia. Lo que no puede ser es que intenten engañarnos. No nos pueden decir un miércoles que si tiramos la casa podemos construir una buardilla y al lunes siguiente que ya no vamos a dar licencias. Varios vecinos fueron al ayuntamiento en diciembre a decir qué está pasando y nos dieron la cita para 20 de enero", lamenta. En su caso, están reubicados en una vivienda social del consistorio hasta que puedan volver al que era su hogar, si es que pueden.

- Constanze, sentada en las ruinas de su casa.
- Foto: EP
"Hasta ahora no nos han dado una solución, estamos en un limbo total. Hemos tenido una reunión con Urbanismo y nos han preguntado, ¿cuánto queréis por la vivienda? La única opción que plantean es comprarnos el terreno", apunta Felipe. Mientras, miran con recelo una reclasificación de 100.000 m2 de suelo catalogado como agrícola no urbanizable en suelo urbanizable industrial, que aunque desde el consistorio señalan que lleva planteada desde 2021, sobrevuela la intención de mover el polígono industrial ubicado en la zona de Vistabella. "Esto significa que quieren hacer un barrio nuevo. Pruebas no tengo ninguna, pero todo apunta a eso", asegura otro vecino, en un mar de suposiciones dentro de las lagunas informativas existentes para estos propietarios.
José, vecino del barrio, tiene su casa en la calle Valencia, y su parcela ha sido incluida entre las altamente inundables. "También nos ha afectado el plan que tiene el Ayuntamiento, que a día de hoy no quiere decir lo que piensa hacer con nosotros. Sospechamos que pretende hacer algún tipo de parque y para eso necesita toda la manzana. Nosotros en nuestra casa no corremos ningún tipo de peligro, porque estamos dos metros por encima del barranco y a 20 metros de distancia del barranco. El informe que hizo la arquitecta está basado en la seguridad de las personas, pero hay zonas como La Primeravera, que son más inundables, y ahí no han tomado medidas, solo con esta gente. Que encima que han salido de su casa por las inundaciones, ahora no les dejan volver a reconstruir", lamenta.

- Quejas de los vecinos incluidos en la paralización de licencias. -
- Foto: EP
Carmen, quien vivió en una de las casas de la calle Almassereta junto a su hermano y su madre hasta poco antes de la Dana, lamenta que el consistorio tampoco haya reconstruido la vía. "No se ha arreglado nada en siete meses. Lo que se ha puesto es la valla para que no se caigan los que vienen a hacer fotos y a curiosear, pero aquí no se ha arreglado nada. Ni siquiera los escombros que siguen estando. ¿Qué solución ha dado el Ayuntamiento para arreglar la zona?. Nada", lamenta.

- Foto: EP