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El 40% de los jóvenes de l'Horta Sud percibe un deterioro en su salud mental tras la Dana

Un informe de Plan Internacional alerta de los efectos psicológicos, educativos y sociales tras la riada de octubre: el 97% de los adolescentes vio afectado su centro escolar y casi la mitad no se siente escuchado por las instituciones

  • Varios niños pasean por una calle afectada por la Dana en Aldaia.
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VALÈNCIA. Seis meses después de que la Dana del 29 de octubre arrasara más de 80 municipios en la provincia de Valencia, los efectos emocionales y sociales de la riada siguen presentes en una parte significativa de la población joven que reside en la 'zona cero'. Así lo revela el informe "Adolescentes en crisis: impactos de la Dana", elaborado por la organización Plan Internacional a partir de los testimonios de más de 270 jóvenes, de entre 12 y 21 años, en municipios de l'Horta Sud golpeados por la tragedia: Albal, Alfafar, Benetússer, Catarroja, Massanassa, Paiporta, Picanya y la pedanía valenciana de La Torre

El estudio, que se ha presentado este martes y del que se ha destacado su carácter pionero -ya que recoge por primera vez las experiencias y opiniones de la adolescencia afectada por la Dana-, concluye que el 40% de los adolescentes encuestados considera que su salud mental ha empeorado desde la catástrofe. A este dato, se suma otro revelador: el 37 % afirma tener dificultades de concentración y un 46 % reconoce haber necesitado apoyo psicológico, aunque la mayoría no ha accedido a servicios profesionales. De hecho, casi la mitad de quienes han necesitado ayuda solo han contado con su círculo cercano.

En el plano educativo, el 97% de los jóvenes vio alterado el funcionamiento de su centro escolar, bien por daños estructurales, interrupciones de clases o pérdida de recursos. Más del 50 % de los centros afectados permanecieron cerrados durante al menos un mes. El regreso a las aulas, según el informe, se produjo en muchos casos sin condiciones adecuadas ni acompañamiento emocional.

"Se les exigió una recuperación exprés. Volvieron a clase cuando todavía había barro en las calles", ha lamentado la responsable de Incidencia Política de Plan International, Julia López. En ese sentido, ha advertido que la respuesta institucional ha ignorado el impacto real que estas crisis tienen sobre la adolescencia, a la que han tratado como "una población resiliente por defecto, sin ofrecer recursos específicos".

El informe también apunta a que el 42% de los adolescentes encuestados sufrió daños en su vivienda, mientras que el 48% señala que algún miembro de su familia vio afectado su empleo como consecuencia del temporal. Este doble impacto ha provocado un "deterioro generalizado" en la estabilidad emocional, académica y social de los adolescentes.

  • Dos niñas observan el interior vacío de un colegio en Alaquàs. -

Desconexión con las instituciones

Una parte central del estudio pone el foco en la desconexión de los jóvenes con las instituciones. El 70% de los encuestados desconoce qué recursos puso en marcha su ayuntamiento tras la Dana y un 47% considera que no ha sido tenido en cuenta a la hora de definir las medidas de recuperación. Sin embargo, el 68% de los jóvenes afirma que ha participado en acciones de voluntariado o ayuda comunitaria, sobre todo, en los días posteriores a la riada. 

"Lo han vivido todo sin saber si lo que hacían estaba bien, si podían faltar a clase o si alguien les iba a ayudar después. Han actuado desde la intuición, no desde el acompañamiento", ha subrayado López. En ese sentido, la primera teniente de alcalde y concejala para la reconstrucción tras la Dana de Massanassa, Patricia Piqueres, ha reconocido que las instituciones públicas "a menudo no están preparadas para escuchar a los adolescentes ni para implicarlos en la respuesta a este tipo de emergencias".

Por ese motivo, Piqueres ha asegurado en su intervención que los protocolos de emergencia deben incluir a este grupo de edad como interlocutor válido, no solo como población afectada. "Hacen falta mecanismos reales de participación. No basta con preguntarles después. Es necesario que estén desde el principio, también en la fase de respuesta y reconstrucción", ha apuntado Piqueres. 

Por otra parte, el informe advierte de un impacto desigual por género. Las adolescentes de entre 17 y 21 años presentan un mayor deterioro psicológico, menor interacción social y más dificultades para retomar sus rutinas. Es más, un 33% afirma que sale menos con sus amistades desde la riada. En ese sentido, López ha subrayado que cualquier respuesta institucional debe incorporar la perspectiva de género para evitar que se agraven las desigualdades preexistentes.

La juventud, una prioridad en la reconstrucción

Desde Plan Internacional, se ha lanzado el programa #PlanPorValencia, una iniciativa de acompañamiento emocional, generación de espacios seguros, formación en liderazgo juvenil y actividades de ocio inclusivas, diseñada con enfoque de derechos, género y participación.

La directora en funciones de Programas Nacionales de la organización, Nuria González, ha alertado de que las emergencias climáticas "se están convirtiendo también en emergencias sociales", por lo que "si no incorporamos a la adolescencia en los planes de recuperación, dejaremos fuerta a una parte clave de la población".

  • Varios niños pasean por una calle afectada por la Dana en Aldaia. -

La organización advierte de que lo ocurrido en l'Horta Sud no es un caso aislado, sino un ejemplo de lo que puede repetirse con mayor frecuencia ante el avance de la crisis climática. La infancia y la adolescencia, sostiene el informe, son grupos vulnerables que siguen sin ser prioridad en la gestión institucional de este tipo de situaciones.

"La normalidad ha vuelto demasiado rápido para quienes todavía no han podido recomponer su día a día", ha concluido López. Y esa urgencia institucional por cerrar el episodio, advierten desde Plan Internacional, puede abrir cicatrices más profundas que las que dejó la lluvia.

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