Comarca y empresa

Una nueva planta de residuos orgánicos se construirá en Carlet pese a su cercanía a l'Albufera

La Generalitat Valenciana autoriza la instalación de una planta de compostaje agroalimentario en el polígono de la Creu Negra

  • Término municipal de Carlet.
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VALÈNCIA. La Generalitat Valenciana ha dado el visto bueno a la instalación de una planta de tratamiento y valorización de residuos orgánicos en la partida de la Creu Negra, al sur del término municipal de Carlet. El proyecto, promovido por la mercantil Resid Control S.L., ocupará 11.535 metros cuadrados de suelo agrícola no urbanizable y podrá transformar hasta 49,5 toneladas diarias de restos de la industria alimentaria en abono orgánico mediante técnicas de compostaje aeróbico. 

La autorización ambiental, que se ha publicado este lunes en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV), llega tras más de un año de trámites istrativos, durante los cuales la planta fue declarada de interés comunitario y superó una primera evaluación de impacto ambiental sin recibir alegaciones por parte de los vecinos y vecinas de Carlet.

Aunque la parcela no figura dentro de los límites del Parc Natural de l'Albufera, sí está incluida en el ámbito del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) que protege el humedal. Por tanto, esa proximidad ha obligado a la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio a analizar con lupa cualquier riesgo para los recursos hídricos y el hábitat del entorno.

El Servicio de Gestión de Espacios Naturales concluyó que la actividad "no prevé afecciones significativas a la calidad ni a la cantidad de las aguas", siempre que se cumplan una serie de medidas de contención y control por parte de la empresa.

De hecho, uno de los argumentos de los técnicos es que la parcela donde se situará la planta "no interfiere con cauces ni zonas forestales" y que la distancia real del lago -diez kilómetros en línea recta-, unida a la topografía del terreno, dificulta cualquier conexión directa por escorrentía.

Cómo funcionará la instalación

La instalación se diseñará como un recinto cerrado para minimizar las molestias. Dentro de una nave de 1.500 metros cuadrados se mezclarán los residuos con materiales vegetales, las pilas se voltearán periódicamente para favorecer la aireación y, al mismo tiempo, se filtrará el aire de salida mediante biofiltros para evitar la emisión de olores.

Además, el agua de lluvia se conducirá a cunetas y taludes diseñados para que no abandone la parcela ni contamine las fincas colindantes. Desde el punto de vista de la gestión de residuos, la Generalitat ha limitado los materiales. Así, quedan fuera los purines, estiércoles y residuos urbanos de alta humedad, que son las fuentes habituales de malos olores. 

En cambio, solo se aceptarán restos de origen agroindustrial que figuren en la normativa vigente sobre productos fertilizantes. El abono resultante, si cumple los parámetros de metales pesados y patógenos, podrá inscribirse en el Registro Nacional de Fertilizantes e, incluso, utilizarse en agricultura ecológica.

Por otra parte, el promotor deberá demostrar la estanqueidad de todas las balsas y depósitos, someter la actividad a auditorías acústicas, controlar las emisiones atmosféricas potenciales derivadas del triturado y el movimiento de material, así como llevar un libro de registro a la istración.  

Un paso hacia la economía circular de la Ribera

En el plano urbanístico, la Comisión Territorial de Urbanismo de València ya avaló en 2023 la compatibilidad del proyecto con el tipo de suelo -no urbanizable-,  pero la planta sigue pendiente de obtener la licencia municipal. El se realizará a través de las vías pecuarias de la Creu Negra y Alfarb-Cova Negra, sobre las que existe informe favorable de la Sección Forestal. 

Asimismo, se prevé instalar placas solares en cubierta para cubrir la escasa demanda eléctrica de la nave. La Conselleria enmarca la iniciativa en su estrategia de economía circular: transformar los subproductos agroalimentarios en fertilizante supone reducir la presión sobre vertederos y devolver nutrientes a los suelos de la Ribera Alta, una comarca de marcada vocación agraria.

  • Imagen de archivo de l'Albufera de València. - Foto: SEO/BIRDLIFE/EP

Con todo, la aceptación social dependerá de que la explotación mantenga las promesas de sigilo ambiental. Si los controles funcionan y la estanqueidad es efectiva, la cercanía a l'Albufera dejará de ser un temor para convertirse en un ejemplo de compatibilidad entre desarrollo rural y protección de uno de los humedales más emblemáticos de Europa.

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