VALÈNCIA. La firma de cosmética Saigu sigue abriéndose paso en un sector atomizado por las multinacionales. Entre Barcelona y Valencia, David Hart y Gerard Prats han conquistado las pieles de miles de mujeres con sus productos. "Para explicar Saigu, me tengo que remontar a mi historia y la de Gerard. Somos dos amigos de Menorca que llegamos a Barcelona. Cada uno estudió y trabajó en algo diferente, pero seguimos viviendo juntos. En un momento dado, él era director técnico de una fábrica de cosmética y yo había montado otra startup. Juntamos nuestro conocimiento y lanzamos la marca", recuerda Hart.
Bases, dos tipos de pintalabios y máscara de pestañas fueron los cuatro primeros productos que la compañía lanzó al mercado en 2019 y con los que encontró un espacio a explorar en la cosmética natural. "Después de tantos años de estar trabajando en una fábrica, Gerard vio que en el producto cosmético, sobre todo en España y en Europa, los estándares de sostenibilidad y calidad para nada estaban tan presentes", explica. "Él tenía la parte más técnica y yo la parte de negocio y marketing, por lo que decidimos enfocarnos en online. Algo que me gusta mucho decir es que, cuando emprendes, tienes que maximizar las posibilidades de éxito. Lo normal es que la idea no vaya bien, pero si eres muy consciente de tus virtudes y te enfocas en eso, maximizas las posibilidades", apunta.
Sobrevivir a la pandemia
En 2020, entraron en Lanzadera, lo que ha generado que su equipo actualmente se reparta entre las dos ciudades. "Nos enseñaron el modelo de calidad total y nos ayudó a definir nuestra misión, valores y a tomar decisiones con mayor claridad", señala el cofundador de Saigu. Ese mismo año llegó la pandemia y, a pesar de todo, consiguieron triplicar su facturación. Un duro golpe para la industria del maquillaje al que Saigu supo adaptarse. "Vender maquillaje en pandemia era complicado, porque la gente no salía de casa. Sin embargo, detectamos que nuestro producto tenía sentido para cierto tipo de público. Formulamos con ingredientes naturales beneficiosos para la piel, y eso nos permitió diferenciarnos en un momento donde el skincare estaba en auge", explica Hart.
"De pensar que íbamos a vender en herbolarios y a gente vegana muy interesada en la sostenibilidad, nos dimos cuenta que nos compraban mujeres a partir de 45 años, que les gusta el maquillaje, que han testeado marcas, que quieren algo más ligero. Fuimos haciendo ese nicho mucho más grande y enfocamos ahí el marketing. Le llamamos cosmética natural para pieles exigentes. Son personas muy demandante con el producto, que si no nos usan a nosotros van a un Yves Sant Laurent o Armani, pero que nos compran porque quieren un extra en sostenibilidad y producción local.", señala.

Fue entonces cuando asentaron los valores diferenciales de Saigu. "Nuestra línea de productos está formulada con ingredientes como aceite de jojoba y extracto de romero, ideales para pieles maduras, acneicas o con rosácea. Nos dirigimos a consumidoras que buscan un maquillaje ligero, con cobertura natural y beneficios para la piel", detalla Hart. En 2021, tras pasar el confinamiento, decidieron seguir en Lanzadera, pero su socio volvió a Barcelona, donde cuentan con su laboratorio y la fábrica de productos, cuya producción tienen externalizada.
Por eso, centran grandes esfuerzos en la formulación. "El desarollo de producto para nosotros es clave. Lo hacemos internamente, aunque lo más habitual como marca es ir a una fábrica externa, que te elabore un producto, te dé unas muestras, algo de , te mande una versión definitiva y ya. Desde Saigu tenemos un laboratorio propio y controlamos el proceso, desde la idea hasta que mandamos el paquete. El desarollo pasa por un focus group, por las expertas beauty, vuelve al laboratorio y es algo que podemos hacer cinco o seis veces hasta que damos con la versión definitiva", asegura. Con un equipo de más de 40 personas, la compañía facturó cinco millones en 2024.

Influencers y tiendas físicas, clave en el crecimiento
La estrategia de distribución de Saigu Cosmetics ha evolucionado con el tiempo. En sus inicios, la marca se apoyó en la venta online y en colaboraciones con influencers para impulsar las ventas. "Empezamos a enviar productos para que los probaran sin pedir nada a cambio y la aceptación fue muy buena. El iluminador gustó mucho y eso generó una bola de nieve que ayudó a posicionarnos", apunta el cofundador. Pero el mercado del maquillaje es mayoritariamente físico, por lo que la expansión al retail era el siguiente paso lógico. "El 90% de las consumidoras compran maquillaje en tiendas físicas", recuerda. En 2023, decidieron abrir su primera tienda en Barcelona, en el barrio de Gràcia. En 2024, la empresa cerró una ronda de financiación de un millón de euros con GVC Gaesco con el objetivo de expandirse internacionalmente y abrir tiendas en ciudades clave como Madrid, Valencia y Barcelona. Saigu busca "estar más cerca de las personas enamoradas de la marca" y de aquellos que no se han atrevido a probarla pero han oído hablar de ella.
Ahora, están inmersos en ampliar su gama de productos. "Tenemos un plan ambicioso para ampliar nuestra línea, especialmente en maquillaje en polvo. Además, queremos consolidar nuestra presencia en los mercados de Portugal e Italia de forma progresiva", concluye Hart. Sobre la clave del éxito en un sector atomizado, el cofundador de Saigu cree que se tata de estar "en el sitio correcto en el momento correcto". "En 2020 era muy buen momento para vender online, pero al final, como en cualquier proyecto, tienes que encontrar tu nicho, a tus pocos clientes a los que enloquece el producto. Averiguar el porqué y, poco a poco, ir haciendo la burbuja más grande", señala.