José Manuel Parra no pisaba la Fonteta desde 2008. Diecisiete años de dolorosa ausencia. “Esa herida nunca cicatrizó”, reconoce. Anda un poco confuso. Acaba de saludar a algunos empleados del Valencia Basket que todavía lo recuerdan con cariño. Abrazos y susurros. Uno de ellos, Kike Almela, el hombre que mejor conoce las entrañas del pabellón, le busca un micrófono. Esta fue su herramienta de trabajo durante lustros. Porque él, Parra, un hombretón de 63 años que ronda un 1,90 algo encorvado, fue el ‘speaker’ del Pamesa -ahora Valencia Basket- desde los años 80.

- José Manuel Parra.
- Foto: KIKE TABERNER
Parra tiene mejor voz que memoria. Las fechas no son lo suyo. Le cuesta cifrar su entrada y su salida del baloncesto y, después, del fútbol. Porque también fue el ‘speaker’ del Valencia CF en Mestalla. La voz del deporte valenciano, en realidad, pues hizo de todo. Desde animar la salida y la meta del Maratón de Valencia hasta ponerle voz a un concurso de Joan Monleón en la desaparecida Canal 9.
Su voz de barítono es inconfundible y muchos aficionados al deporte aún la recuerdan. Parra entró a animar los partidos poco después de la creación del Pamesa Valencia y siguió hasta que lo despidieron en 2008. No entendió la decisión porque su sustituto era un compañero que ya era su recambio cuando coincidían el fútbol y el baloncesto y tenía que estar en Mestalla. Han pasado 17 años y aún se le nota resentido. Le quitaron lo que más le gustaba y no lo ha superado. Un día salió de la Fonteta y no volvió a entrar. Ve casi todos los partidos por la televisión, pero dice que no se ve sentado en la grada sin un micrófono en la mano. Es duro dejar de ser alguien. “Me duele. Porque, además, yo he venido aquí desde que el pabellón era muy pequeñito, muy pequeñito, y ahora no puedo estar viendo un partido si no tengo un micrófono y si no lo estoy contando. Me dolió que me tiraran para que otro hiciera exactamente lo mismo que yo. Fue raro, muy raro. Pero, vamos, que yo sigo al equipo y a mi Pamesa, que para mí siempre será el Pamesa, siempre le deseo lo mejor”.

- José Manuel Parra.
- Foto: KIKE TABERNER
Parra asegura que fue muy feliz cuando el Valencia Basket ganó la Liga en 2017. Aquel éxito le recordó al título de Copa del Rey que ganaron en 1998 con Miki Vukovic al frente. “Aunque aquello fue más bonito. Eran otros tiempos y entonces te alojabas en el mismo hotel que los jugadores, ibas al entrenamiento con Miki. Ahora es otra cosa. Creo que los equipos, cuando se profesionalizan, pierden algo, pero es normal. En el fútbol ha pasado lo mismo”.
El veterano locutor a veces se queda con la mirada perdida. Luego cuenta que allá al fondo, en las cabinas que hay arriba del todo, era donde se ponían al principio. Los medios eran peores. “Usaba un micrófono con cable que cuando rozaba los labios te pegaba calambrazo… Era como el que utilizaban los curas en las iglesias. Luego nos fuimos ahí arriba y allí fumábamos, bebíamos, gritábamos, hacíamos lo que nos daba la gana… Luego ya bajamos a pie de pista. Al principio poníamos la música en un radiocasete y le pegábamos el micro para que se escuchara por megafonía”.
Un árbitro le expulsó
Tantos años dieron para mucho. Parra asegura que en un partido, un árbitro le expulsó porque no le gustó el tono que usó para decir que le había señalado la quinta falta personal a un jugador del Pamesa. “Si hasta salí en la portada del Marca. Íbamos perdiendo y el árbitro interpretó que yo le estaba intentando faltar al respeto. Así que me expulsó. La gente reaccionó y el Pamesa, al final, acabó ganando el partido. No creo que hayan expulsado a otro ‘speaker’ en la historia de la ACB”.

- José Manuel Parra.
- Foto: KIKE TABERNER
Parra nació en Ruzafa, en la calle Dénia. La infancia y la adolescencia se la pasó en los Salesianos. En aquella época fue cuando se construyó el pabellón de la Fuente de San Luis, que se inauguró en 1983, cuando este joven tenía 21 años. Parra ahora es alto, pero entonces era muy alto. No era habitual ver a hombres de más de 1,90, así que parecía predestinado al baloncesto. Primero empezó en el Don Bosco y luego fichó por el Valencia CF, que tenía una sección de baloncesto que fue el germen del actual equipo. “Entrenábamos en Mestalla, donde había una cancha y donde coincidí con Edu Beut (el actual director de la Agencia Valenciana Antifraude). Me ficharon por una empanadilla. En aquella época jugaba con unas zapatillas de la marca La Tórtola. Los domingos jugaba federado con el Valencia CF y los sábado, con el Don Bosco. El responsable era Rafa Sanchis, que tenía una tienda de deportes en Matías Perelló. Luego nos fuimos a jugar a Mislata y al final ya nos vinimos aquí. Al principio no había animación ni había nada. Por eso, cuando empecé, no había normas, hacíamos lo que nos daba la gana”.
El animador recuerda con cariño que tenía una relación muy estrecha con los jugadores y los entrenadores. El micrófono siempre ha tenido un gran poder de atracción y los jugadores iban y le pedían que le repitiera en privado la gracia que hacía con sus nombres o que gritara el mote que les había puesto. “A Aaron Swinson le gustaba que dijera ¡Aaron Swin Swin Swinson! Me divertía mucho con Miki Vukovic, que fue un personaje muy entrañable. Él siempre invitaba al equipo contrario a un refresco o a lo que fuera porque pensaba que así siempre tendría una buena relación con ellos. Miki siempre tuvo algo de místico. Le gustaba ir el día antes a los pabellones para respirar el ambiente…”.
Pau Gasol y Magic Johnson
En aquellos primeros años, en los 80 y lo 90, José Manuel Parra se encargaba de la animación de los partidos y después, de escribir la crónica. Primero trabajó para ‘La Hoja del Lunes’. Parra recuerda que escribía el texto a máquina y luego enviaba las hojas en un taxi a la redacción. Después entró en ‘Superdeporte’, donde trabajaba los fines de semana y los días de partido. “En aquella época hacías de todo en los partidos. El primero que me lo ofreció fue uno que se llamaba Fernando Gil, ‘El Xoto’, que me pedía que hiciera la crónica con su nombre. Luego ya las hice con mi firma. Después vino lo de ‘Súper’. Por las mañanas iba a trabajar al puerto, a mediodía iba al periódico y por las tardes iba a ponerle la voz a ‘Fem un pacte’, un programa de Joan Monleón. Gritaba cosas como ‘Ha guanyat vosté un cotxe!”.
La añoranza de los buenos tiempos le atrapa. “Entonces los jugadores eran más accesibles. Los deportistas se comportan de una forma en público pero luego, cuando están a solas, son de lo más normales. Yo recuerdo ver a Pau Gasol venir a la Fonteta con el Barcelona y le hacían llevar las bolsas de todos. Y, mira, luego se convirtió en una leyenda de la NBA”. La Fonteta tampoco era como ahora. “La pista estaba más alta, a la altura del último anillo. Y debajo había una pista de atletismo y pistas de pádel. Primero pusieron unas bañeras con agua para ver si se hundía. Pero luego hubo un incendio o algo así y decidieron que no había suficiente grada y bajaron la pista”.

- José Manuel Parra.
- Foto: KIKE TABERNER
Parra contempla el pabellón, desde arriba, como si estuviera viéndolo por primera vez. Los recuerdos vienen y van. Durante todos esos años, pasaron decenas de jugadores y varios entrenadores. Con algunos se llevó especialmente bien: Johnny Rogers, Iñaki Zubizarreta, Víctor Luengo, Nacho Rodilla, José Luis Maluenda… “Aunque la primera estrella fueron Brad Branson. Branson e Indio Díaz, que me regaló una lavadora. Y aquí también estuvo Magic Johnson. Era mi ídolo y vi que era un tío de lo más normal”.
El 2008 fue el final de varias etapas. Salió de la Fonteta y dejó el periodismo. Parra tuvo tres hijos que hoy tienen 17 y 10 años. Entonces él tenía 46. Atrás habían quedado sus años como estudiante de Derecho. “Me gustaba. También me hubiera gustado hacer Periodismo, pero entonces no había en València. Pero en Derecho no pasé de segundo de carrera porque empecé ya en el Puerto de Valencia, en una empresa que se dedica a la logística portuaria y aduanera, y eso es lo que realmente me ha dado siempre de comer”.

- José Manuel Parra.
- Foto: KIKE TABERNER
No le queda mucho para la jubilación. Lo que no piensa dejar nunca, mientras se lo permitan, son los dos trabajos de ‘speaker’ que ha mantenido en el Mestalla y el Valencia femenino. “Al Valencia llegué haciendo un partido de toreros contra periodistas, que entonces eran muy comunes. Aquello les encantó y, con Paco Real, decidimos darle una vuelta. El Valencia fue el primer equipo que hizo presentaciones. Yo anunciaba a los jugadores desde el foso con un micrófono con cable. Nunca me infundió respeto Mestalla porque estaba acostumbrado a ir al campo desde pequeño con mi padre. Al principio, un poco. Pero luego me encantaba. Hay que tener en cuenta que a la Fonteta no iba mucha gente y aquí decías cualquier cosa y respondían 40.000 personas. Era muy distinto”.
Ha hecho de todo
El Valencia se acabó casi al mismo tiempo que el Pamesa. Dos decisiones que confluyeron y que le dejaron muy tocado. “Me afectó mucho”, recuerda con sentimiento. “Mestalla era más grande, reunía a mucha más gente, pero la Fonteta era como una familia para mí. Y ahora el equipo deja este pabellón para irse al Roig Arena. Bueno, ahora podremos venir a jugar pachangas aquí. Es una tristeza absoluta, pero, bueno, el futuro nos arrolla. La nostalgia hay que guardársela y vivir el futuro, es lo que hay”.
Algunos trabajos se acabaron pero siguió con el Villarreal y el Mestalla. “Si es que yo he hecho de todo. También hice el Ros Casares (baloncesto femenino), fútbol americano, rugby con Les Abelles… Pero si había días que ya no sabía ni dónde estaba. Me tenía que escribir en grande lo que tenía que decir para no meter la pata. Un año hice el All Stars de la ACB en Murcia. O la final de un Mundial de fútbol indoor en la que estaba Maradona. O el Día de la Bicicleta. He hecho de todo. Ahora me hace mucho ilusión ver subir a los del Mestalleta. César Tárrega es un tipo espectacular. O Javi Guerra”.

- José Manuel Parra.
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Parra fue el primer ‘speaker’ de València. Cuando él cogió el micrófono no había nadie que hiciera nada parecido. “Bueno, en Mestalla había un hombre que hacía únicamente la publicidad. Aún me acuerdo: ‘Pollos asados, Casa Cesáreo, precio popular, 220’. Eso fue lo bonito, que no había nadie y fui un innovador. Aún hay gente que cree escucharme en eventos deportivos en los que no he sido yo el ‘speaker’. Se ve que cree escuela”.
Ahora tiene menos protagonismo que en los 80 y los 90, pero aún conserva el oficio de ‘speaker’ y cada mañana, sin falta, se toma un vaso de leche con miel para cuidar la garganta. “Mi madre siempre me decía que me lo tomara. Aunque siempre he tenido buena voz. A mí me hubiera gustado hacer más cosas, como actor de doblaje o radio”. A los 63 sigue conservando esa voz de barítono y en la vieja Fonteta los amigos aún recuerdan su tono inconfundible en los grandes días de partido. Pero eso, como el pabellón, pronto será solo historia.